martes, 8 de noviembre de 2011

4A > Reportaje (al modo de "Sin noticias de Gurb"): "Un día sin conexión".

Un posible modelo de reportaje podría ser el del diario minuciosamente pautado, al estilo de la novela Sin noticias de Gurb. Con ese esquema temporal, habría que diseñar la estructura del texto (cinco o seis 'momentos'), ligando cada episodio con algún tipo de sensación, estado de ánimo o 'tiempo muerto' cuyo hueco se rellena con alguna actividad inusual en días 'normales'. Por último, conviene que el final ofrezca un cierre que sea a la vez original y coherente con el conjunto.

En cuanto al tono, tú decides si ha de ser dramático, irónico, meramente descriptivo o si bien lo presentas como una aventura, un desafío o una hipótesis imaginaria. En cualquier caso, es importante que ese tono sea el mismo a lo largo de todo el texto.

Como en cualquier otro trabajo, conviene que hagas un esquema previo con el contenido y la estructura. En una segunda fase, debes redactar el texto y pulirlo un par de veces. Tras dejarlo un día o dos en reposo, hay que revisarlo de nuevo antes de publicarlo definitivamente.

8 comentarios:

  1. 24 horas sin conexión.
    Cuando el profesor de Lengua nos propuso esta actividad lo veía como una tontería, y realmente no me veía capaz de soportarlo. Creía que terminaría por escribir una redacción ficticia, de algo que ni yo misma había sido capaz de soportar y en la que tenía que reflejar una buena experiencia para los demás, animándoles a que lo intentaran. Pero sin embargo, hoy puedo escribir mi positiva experiencia de estar un día entero sin ningún aparato electrónico. Nada más levantarme, mi costumbre es mirar mi móvil, comprobando si tengo algún mensaje o llamada, pero ese día fui capaz de no hacerlo, me deje el móvil en casa, así me aseguraba de no tener la tentación de mirarlo. Cuando llegué a mi casa no podía ver la televisión, ni estar un rato con el ordenador para distraerme, con lo cual decidí ponerme con los deberes así cuando acabara podría salir a dar una vuelta y se me pasaría la tarde más rápido, pero no hizo falta. La tarde se me pasó volando, hice todos mis deberes, estudié, tuve tiempo de recoger toda mi habitación, de estar con mi hermano hablando y ayudándole con sus deberes, lo cual hacía bastante tiempo que no hacía, y en ningún momento tuve la necesidad de utilizar ninguno de estos aparatos electrónicos. Mi sensación realmente era de haber aprovechado mí tarde muchísimo más que cualquier otro día. Con esto concluyo mi redacción sobre un día entero sin conexión y animo a cualquier persona a que lo intente. Sobretodo nosotros, los adolescentes, deberíamos hacerlo más a menudo. No viene mal desconectar de vez en cuando.
    Mónica Fernández Navarro.

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  2. 24 Horas sin Conexión.
    Desde un principio no entendí porque el profesor propuso una actividad como esta. Cuando casi toda nuestra vida gira en torno al internet, móviles y a la televisión. Pero en ese mismo instante me dio por pensar qué haría si no pudiese usar ningún aparato electrónico.
    Entonces me dije a mi mismo que ese día sería interminable, pero no fue así. Empecé a retomar actividades que había dejado estancadas en el pasado. Una de ellas era pintar muñecos en miniatura. Cuando me cansé de pintar, decidí releer Crónica de una Muerte Anunciada pero ya no era lo mismo ya que me conocía la historia y su final. En ese momento serían las 8:00 de la tarde y no sabía qué hacer. Estuve a punto de romper las normas y usar el ordenador; pero en vez de eso me puse a practicar karate ya que el día anterior no pude ir. Pero eso solo me ahorró 45 minutos de sufrimiento del deseo de conectarme. Entonces en mi desesperación retomé una lectura olvidada, se trataba de `El Hobbit´ de J.R.R Tolkien. Entonces me sumí en un mundo me fantasía y fue como si yo mismo viviese la historia.
    Gracias a ello llegaron las 9:30 de la noche y mi madre hizo la cena. Cuando terminé hice la mochila para el próximo día y rápidamente me fui a dormir ya que estaba cansado de un día sin conexión.
    José Manuel González Osona 4ºA

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  3. 24 horas sin conexión.

    Siempre he creído que la vida, sin tecnología, no era posible y cuando el profesor de lengua nos propuso como actividad y experimento, pasar un día completamente rural pensé que no podría aguantar. A pesar de ello lo intenté. Esa misma noche apagué el móvil, y se lo entregué a mi madre para que lo guardara ella en un principio. El horario escolar lo pasé bastante bien, ya que nunca suelo utilizar el móvil mucho. Al llegar casa, tuve la tentación de encender el ordenador, pero me contuve y me puse a hacer los deberes. Fui a recoger a mi hermano al colegio, que se trajo a un amigo a casa y aproveché que ellos merendaban para estudiar un poco.
    Más entrada la tarde, me pidieron que les ayudara con los deberes, y después nos pusimos a jugar a juegos de mesa en el salón. Cuando me quise dar cuenta, no había echado en falta la televisión, ni el ordenador, ni siquiera el teléfono móvil...Recogieron al amigo de mi hermano, y en el transcurso de tiempo entre que el niño se fue, y mi madre hizo la cena, lo empleé en leerme otra vez "Crónicas de una Muerte Anunciada". Después de cenar, terminé de leerme lo que me quedaba, y me acosté.
    Al día siguiente estaba asombrada de la facilidad con la que pasé el día sin aparatos electrónicos y eso me emocionó. La verdad es que es una experiencia muy positiva, y descubres que de verdad puedes lograr cosas que pensabas que no podrías realizar. Recomendaría a la gente que lo intentara al menos un día, solo para que experimentaran la satisfacción del día
    siguiente.

    Lara Gómez Chimeno. 4ºA

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  4. Un día sin conexión

    Al principio pensé que estar 24 horas sin conexión no me iba a suponer muchos problemas. Sin embargo, la noche anterior llegaron los primeros inconvenientes cuando fui a activar la alarma en el móvil para levantarme al día siguiente, pero lo solucioné rápidamente pidiéndole un despertador a mi madre.
    Por la mañana me levanté y me fui clase, allí no suelo usar el móvil, así que ese tiempo pasó con bastante facilidad. Ya sólo me quedaba la mitad del día desconectada.
    Al llegar a mi casa, mi abuela ya tenía hecha la comida, por lo que no tuve que resistir la tentación de encender la televisión como suelo hacer. Cuando terminé de comer mi padre se puso a ver un partido de tenis y me tuve que ir a mi habitación a hacer los deberes.
    Después de esto me fui a entrenar y cuando volví ya era la hora de la cena. Por la noche es cuando veo normalmente la televisión y justamente ese día echaban una película buena. Mis padres se quedaron viéndola, pero yo, al no tener nada que hacer, me acosté para intentar dormir. Al ver que no lo conseguía, cogí un libro, pero cuando apenas llevaba unas cuantas hojas me di cuenta de que me estaba quedando dormida, así que apagué la luz y no tardé mucho tiempo en coger el sueño.
    Al despertarme por la mañana reflexioné sobre todo lo que había hecho el día anterior y, pensándolo bien, tampoco noté mucha diferencia con lo que suelo hacer el resto de los días.

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  5. Siempre pensé que el hecho de “conectarme” era imprescindible en mi vida pero, me he dado cuenta de que ya no lo es. Cuando el profesor nos mando esta actividad creía que no iba a ser capaz. Me guarde el móvil en un cajón y hasta el día siguiente no lo saque. Yo diariamente veo la televisión y uso el ordenador. Me he percatado de que hay otras formas de pasar el tiempo, como, por ejemplo, salir a dar una vuelta, hablar con un amigo... En este día me levanté a las 7.00 para ir al instituto. En el instituto lo pasé bastante bien ya que no uso ni el móvil ni Internet. Cuando llegué a mi casa sobre las 14.15, me puse a comer, hasta las 15.00 que terminé. Me puse a ayudar a mi hermana con los deberes hasta las 16.30 y yo me puse ha hacer mis deberes y a estudiar. A las 20.15 me tuve que ir a la academia de baile y hasta las 21.30 no salía.Cuando llegué a mi casa mi madre ya tenía la cena preparada. Lo cual cené, me duche y me puse a leer un libro("Canciones para Paula"). Hasta que llegaron las 23.30 y me fui a la cama. Esta prueba ha conseguido que reflexione sobre mi actitud hacia la conexión. Ese día me sentí más “libre”. Sin embargo, sí que he sentido la necesidad de conectarme. He podido controlarlo pero, para ser sincera, con algo de dificultad, pero al final ha merecido la pena probarlo. He pasado más tiempo con mi familia y eso se agradece. He llegado a la conclusión de que la experiencia ha resultado útil y yo personalmente se lo aconsejaría a todo el mundo. A todos nos viene bien desconectar por un día.
    Alejandra Cordoba

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  6. Ese día me levanté a las 7:30, me vestí, desayuné y a las 8:00 ya estaba preparada para salir de casa. Me dirigí hacia el instituto con mis amigas. Allí pase la mayor parte del tiempo hasta las 14:05 que fue cuando acabaron las clases. Llegué a casa sobre las 14:15 y me puse a comer hasta que acabé a las 15:15. Después me lavé los dientes y fui a recoger a mí hermana que salía a las 16:30. Al llegar a casa a las 17:00 me puse a estudiar hasta las 20:00. Cuando acabé de estudiar me puse a ayudar a mi hermana hasta las 21:00. A continuación me duché, leí el periódico y cené hasta que llegaron las 23:00 y me puse a leer un libro. A las 23:30 estaba tan cansada que me tuve que ir a la cama.

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  7. 24 horas sin conexión.
    Cuando el profesor propuso esta actividad en clase pensé que iba a ser imposible y que todos acabaríamos escribiendo en el blog una historia ficticia; mas aun así, lo intenté.
    A las 15:00 salí del instituto y cuando me disponía a encender mi móvil me acordé de que no podía hacerlo, me contuve y caminé hacía la renfe sin escuchar música cambiando lo que solía hacer normalmente. A las 15:45 llegué a mi casa, comí sin ni siquiera molestarme en encender la tele y a continuación me fui a estudiar. Llegaron las 18:00 y me vestí para irme a entrenar como todos los martes. A las 21:30 volví a casa de entrenar con todas las uñas mordisqueadas de mis nervios, sentía impotencia ya que estaba esperando un mensaje muy importante de una amiga y no podía usar ni el móvil ni el ordenador.Me entró un arrebato y fui hacía mi habitación en busca de mi móvil mas un último impulso de voluntad me obligó a no encenderlo.Finalmente tras un día agotado me fui a la cama pensando que este iba a ser el mejor método de que cumpliese el desafío en las pocas horas que quedaba de día.

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  8. 24 horas sin conexión.

    Al principio la idea de estar todo un día sin aparatos eléctricos me pareció una tontería. Además ese día ''anti-tecnológico'' fui a Madrid, por lo tanto no eché mucho de menos ni el móvil, ni el ordenador ni la televisión. Si acaso, lo que eché en falta fue mi MP4.

    Me levanté a las 7:15, como todos los días. Me vestí, desayuné, me lavé los dientes y a las 08:00 ya salía de casa para ir al instituto con una amiga. De 8:00 a 14:05 estuve en el instituto. Hasta aquí todo bien porque no uso ningún aparato electrónico en el instituto. Sobre las 14:10 llegué a casa. Suelo comer con la televisión puesta, pero como mi madre suele poner las noticias, tampoco me importó tenerla apagada. Alrededor de las 15:00 me fui a Madrid con mi madre. Allí estuve hasta las 21:30 o 22:00, no recuerdo muy bien. Fue cuando llegué a casa la primera vez en el día que sentí ganas de conectarme, y de haber podido hubiera dejado los deberes un poco de lado, pero decidí hacerlos. Sobre las 22:20 ya había acabado y cené. Terminé más o menos a las 22:40. Este fue el segundo momento del día en el que quería utilizar el ordenador, ver la tele o por lo menos escuchar música. Como no podía realizar ninguna de aquellas tareas, me puse a leer. Hacía tanto tiempo que no me ponía con aquel libro, que me quedé leyendo hasta que lo acabé. No me acuerdo a qué hora me acosté exactamente, pero eran más de las doce.

    En conclusión; no me ha parecido difícil estar 24 horas sin conexión, pero teniendo en cuenta que apenas estuve en casa, no he tenido ganas de utilizar ningún aparato eléctrico. De todas formas, me he dado cuenta de que estar conectado no es una necesidad, como nos quieren hacer creer. Sin embargo, estar un rato en internet o viendo la tele, no hace daño a nadie.

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