miércoles, 10 de diciembre de 2014

4A: "Fortunata y Jacinta" > Secuencia de cine

Se trata de transformar un pasaje de la novela de Galdós en una secuencia de cine.

Previamente hay que diseñar el "storyboard" de la secuencia en seis planos con texto del original tanto en las cartelas narrativas como en los diálogos.

Cada equipo publicará una fotografía del "storyboard" y un enlace al vídeo, previamente publicado en youtube.

Cierre > 17 de diciembre a las 21h.

TEXTO


Se fue a su casa, y al día siguiente salió a comprar tela para un vestido. Estuvo en dos tiendas de la Plaza Mayor, tomó después por la calle de Toledo, con su paquete en la mano, y al volver la esquina de la calle de la Colegiata para tomar la dirección de su casa, recibió como un pistoletazo esta voz que sonó a su lado:
    -¡Negra!
    Le miró, y se puso del color de la cera blanca. Él entonces detuvo un simón que pasaba. Abrió la portezuela y miró a su antigua “amiga” como diciendo: “¿Vienes o no?
    La vacilación duraría como un par de segundos. Y después Fortunata se metió en el coche de cabeza, como quien se tira en un pozo. Él entró detrás, diciendo al cochero:
    -Mira, te vas hacia las Rondas ... paseo de los Olmos ... el Canal.
    Durante un rato se miraban, sonreían y no decían nada. A ratos Fortunata se inclinaba hacia atrás, como deseando no ser vista de los transeúntes; a ratos parecía tan tranquila, como si fuera en compañía de su marido.
    - Ayer te vi ... digo, no te vi... Vi el entierro y me figuré que irías en los coches de delante.
    Los ojos de ella le envolvían en una mirada suave, cariñosa.
    -¡Ah! Sí! El entierro del pobre Arnaiz. Dime una cosa: ¿me guardas rencor?
    La mirada se volvió húmeda.
    -¿Yo? Ninguno.
    -¿ A pesar de lo mal que me porté contigo?
    -Ya te lo perdoné.
    -¿Cuándo?
    -¡Cuándo! ¡Qué gracia! Pues el mismo día.
    -Hace tiempo, nena negra, que me estoy acordando mucho de ti -dijo Santa Cruz con cariño que no parecía fingido, clavándole una mano en un muslo.
    -¡Y yo! Te vi en la calle Imperial... No, digo, soñé que te vi.
    -Yo te vi en la calle de la Magdalena.
    -¡Ah, sí!, la tienda de tubos; muchos tubos.
    Aun con este lenguaje amistoso, no se rompió la reserva hasta que salieron a la Ronda de Toledo. El coche penetraba en el silencio y en la soledad, como un buque que avanza en alta mar.
    -¡Tanto tiempo sin vernos! –exclamó Juan pasándole el brazo por la espalda.
    -¡Tenía que ser, tenía que ser! -dijo ella inclinando la cabeza sobre su hombro. Es mi destino.
    -¡Qué guapa estás! ¡Cada día más hermosa!
    -Para ti toda –afirmó ella, poniendo toda su alma en una frase.


martes, 2 de diciembre de 2014

1A: Sombreros

1A: Sombreros

Una vez elegido tu personaje, con su sombrero, hay que escribir un pequeño relato (entre quince y veinticinco líneas) en el cual esa misma persona cuenta un episodio que le ocurrió cierto día entre las once y las doce de la mañana. Hay que situarse en el lugar y el año adecuados para ese sombrero, que tendrá cierta importancia en el relato.

Recordad que entre un párrafo y el siguiente hay que pulsar doble salto de línea.

Revisad varias veces el trabajo antes de publicarlo.



Cierre >  Viernes 5 de diciembre a las 20h.

martes, 25 de noviembre de 2014

1A : Homenaje a Platero en su primer centenario.



Una vez leídos y comentados los 12 capítulos en clase, 
puedes dejar tus impresiones en unas 6-8 líneas: 

tu capítulo preferido, el más gracioso, el más conmovedor, 
la frase más lograda, 
las formas de vida hace ya un siglo en un pueblo andaluz...

Cierre: lunes 1 de diciembre a las 20h.






         

Platero y yo (1914-2014)



JUAN RAMÓN JIMÉNEZ






En 1905, Juan Ramón Jiménez, que ya goza de fama como escritor, se traslada de Madrid a su pueblo (Moguer, Huelva) para recuperarse de una larga depresión. 

Para sobrellevar su tristeza, el poeta se procura la compañía de un borriquillo, con el que comparte los acontecimientos del día a día. Esas anécdotas cotidianas son la materia esencial de Platero y yo, un libro que goza de fama universal.

En la obra, conviven el humor (“El loro”, “El eco”) y el amor a los animales (“La perra parida”), la tragedia (“La fantasma”, “La muerte”) y la recreación de costumbres (“La miga”, “Piñones”). Pero hay un tema al que JRJ vuelve una y otra vez; es el drama de los niños pobres, obligados a trabajar desde muy pequeños, por lo que ya no podrán asistir a la escuela ni jugar como los demás niños. Lo vemos en algunos capítulos del libro, tales como “Juegos del anochecer”, “El tío de las vistas” o “Albérchigos”. Firme defensor de los derechos de la infancia y de la Institución Libre de Enseñanza, JRJ critica en esos capítulos una injusticia tan evidente.

Al cabo de un siglo, Platero y yo sigue gozando del favor de los lectores. JRJ supo combinar en él la brevedad con la mirada aguda, la transparencia de la prosa con un estilo depurado. Por todo ello, su lectura sigue siendo un verdadero placer.


      




                             
                ÍNDICE

         1.      Juegos del anochecer
         2.      La miga
         3.      La coz
         4.      La fantasma
         5.      La perra parida
         6.      El tío de las vistas
         7.      Albérchigos
         8.      El perro sarnoso
         9.      El loro
         10. El eco
         11. Piñones
         12. La muerte






12. La muerte

Encontré a Platero echado en su cama de paja, blandos los ojos y tristes. Fui a él, lo acaricié hablándole, y quise que se levantara...
El pobre se removió bruscamente, y dejó una mano arrodillada. No podía... Entonces le tendí su mano en el suelo y mandé venir a su médico. El viejo Darbón, cuando lo vio, abrió su enorme boca desdentada y movió sobre el pecho la cabeza, igual que un péndulo.
-Nada bueno, ¿eh?
No sé qué contestó... Que el infeliz se iba... Nada... Que un dolor... Que no sé qué raíz mala...
A mediodía, Platero estaba muerto. La barriguilla de algodón se le había hinchado como el mundo, y sus patas, rígidas  y descoloridas, se elevaban al cielo. Parecía su pelo rizoso ese pelo apolillado de las muñecas viejas que se cae, al pasarle la mano, en una polvorienta tristeza...
Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada vez que pasaba ante la ventana, revolaba una bella mariposa de tres colores…
                                     


1. Juegos del anochecer

Al atardecer, cuando entramos Platero y yo por la calleja miserable que da al río seco, los niños pobres juegan a asustarse, fingiéndose mendigos. Uno se echa un saco a la cabeza, otro dice que no ve, otro se hace el cojo...
Después, en ese brusco cambiar de la infancia, como llevan unos zapatos y un vestido, y como sus madres, ellas sabrán cómo, les han dado algo de comer, se creen unos príncipes:
-Mi pare tie un reló e plata.
-Y er mío, un cabayo.
-Y er mío, una ejcopeta.
Reloj que levantará a la madrugada, escopeta que no matará el hambre, caballo que llevará a la miseria...
El corro, luego. Una niña forastera, que habla con voz débil, canta entonadamente, como una princesa:
Yo soy la viudita / del Conde de Oré...
...¡Sí, sí! ¡Cantad, soñad, niños pobres! Pronto, al amanecer vuestra adolescencia, la primavera os asustará, como un mendigo, enmascarada de invierno.
        —Vamos, Platero…
                                        


2. La miga

Platero, si tú vinieras a la miga con los demás niños, aprenderías el a, b, c, y escribirías palotes. Sabrías tanto como el burro de las figuras de cera; más que el médico y el cura de Palos, seguro.
Pero, aunque no tienes más que cuatro años, ¡eres tan poco fino!        
            ¿En qué sillita te ibas a sentar tú, en qué mesa ibas tú a escribir, qué cartilla ni qué pluma te bastarían?
            No. Doña Domitila te tendría, a lo mejor, dos horas de rodillas en un rincón del patio de los plátanos, o te daría con su larga caña seca en las manos, o se comería la carne de membrillo de tu merienda, o te pondría tan coloradas y tan calientes las orejas como se le ponen al hijo del mayoral cuando va a llover...
             No, Platero, no. Vente tú conmigo. Yo te enseñaré las flores y las estrellas. Y no se reirán de ti como de un niño torpón, ni te pondrán dos orejas de cartón más grandes que las tuyas.




11. Piñones

Ahí viene, por el sol de la calle Nueva, la chiquilla de los piñones. Los trae crudos y tostados. Voy a comprarle, para ti y para mí, una perra gorda de piñones tostados, Platero.
Noviembre superpone invierno y verano en días dorados y azules. Pica el sol, y las venas se hinchan como sanguijuelas, redondas y azules... Por las calles tranquilas y limpias, pasa la niña de la Arena, que pregona larga y sentidamente:
¡A loj tojtaiiitoooj piñoneee... !
Los novios los comen juntos en las puertas, trocando, entre sonrisas de llama, meollos escogidos. Los niños, de camino al colegio, los van partiendo en los umbrales con una piedra... Me acuerdo de que, siendo yo niño, íbamos al naranjal de Mariano las tardes de invierno con un buen puñado de piñones tostados, y toda mi ilusión era llevar la navaja con que los partíamos, una navaja de cabo de nácar, labrada en forma de pez, con dos ojitos de rubí a través de los cuales se veía la Torre Eiffel...
              ¡Qué gusto tan bueno dejan en la boca los piñones tostados, Platero! Se siente uno seguro con ellos, y hasta echaría uno un pulso con León, Platero, el mozo de los coches.





10. El eco


He parado a Platero en la vuelta del camino, junto al algarrobo que cierra la entrada del prado; y aumentando mi boca con mis manos, he gritado contra la roca: ¡Platerooooo!
La roca, con respuesta seca, endulzada un poco por el contagio del agua próxima, ha dicho: ¡…terooooooooo!
Platero ha vuelto, rápido, la cabeza, y con un impulso de arrancar, se ha estremecido todo.
-¡Platero! -he gritado de nuevo a la roca.
La roca de nuevo ha dicho: ¡…terooooooooo!
Platero me ha mirado, ha mirado a la roca y, remangado el labio, ha puesto un interminable rebuzno contra el cielo. La roca ha rebuznado larga y oscuramente con él en un rebuzno paralelo al suyo, con el fin más largo.
Platero ha vuelto a rebuznar. La roca ha vuelto a rebuznar.
Entonces, Platero, en un rudo alboroto testarudo, se ha cerrado como un día malo, ha empezado a dar vueltas, queriendo romper las riendas, huir, dejarme solo, hasta que me lo he ido trayendo con palabras suaves, y poco a poco su rebuzno se ha ido quedando solo en su rebuzno, entre las chumberas.



                        3. La coz

Íbamos al herradero de los novillos. El patio empedrado vibraba con el relincho de los caballos, con el reír fresco de las mujeres, con los afilados ladridos inquietos de los perros. Platero, en un rincón, se impacientaba.
- Pero, hombre -le dije-, si tú no puedes venir con nosotros; si eres muy chico...
Se ponía tan loco que le pedí al vaquero que se subiera en él y lo llevara con nosotros.
Por el campo claro, ¡qué alegre cabalgar! Estaban las marismas risueñas de oro, con el sol en sus espejos rotos. Entre el redondo trote de los caballos, Platero alzaba su trotecillo, que necesitaba multiplicar para no quedarse atrás. De pronto, sonó como un tiro de pistola. Platero le había rozado la grupa a un potro con su boca, y el potro le había respondido con una rápida coz. Nadie hizo caso, pero yo le vi a Platero una pata ensangrentada. Eché pie a tierra y, con una espina y una crin, le prendí la vena rota. Luego le dije al vaquero que se lo llevara a casa.
Se fueron los dos, lentos y tristes, por el arroyo seco que baja del pueblo, tornando la cabeza al brillante huir de nuestro tropel...
Cuando, de vuelta del cortijo, fui a ver a Platero, me lo encontré mustio y doloroso.
           -¿Ves cómo tú no puedes ir a ninguna parte con los hombres?

4. La fantasma

La mayor diversión de Anilla la Manteca era vestirse de fantasma. Se envolvía en una sábana, añadía harina a su rostro, se ponía dientes de ajo en los dientes, y cuando, ya después de cenar, soñábamos en la salita medio dormidos, aparecía ella por la escalera de mármol, con un farol encendido, andando lenta, imponente y muda.
            Nunca olvidaré, Platero, aquella noche de setiembre. La tormenta palpitaba sobre el pueblo como un corazón malo, descargando agua y piedra entre la desesperada insistencia del relámpago y del trueno. Rebosaba ya el aljibe. Fui, tembloroso, a beber al comedor, y en la verde blancura de un relámpago, vi el eucalipto de las Velarde caído sobre el tejado...
De pronto, un espantoso ruido seco conmovió la casa. Cuando volvimos a la realidad, todos estábamos en sitio diferente al que teníamos un momento antes. Uno se quejaba de la cabeza, otro de los ojos, otro del corazón... Poco a poco fuimos tornando  a nuestros sitios.
Se alejaba la tormenta... La luna, entre unas nubes enormes que se rajaban de arriba abajo, encendía el agua. Lord iba  y venía, ladrando como loco. Lo seguimos...
               Platero; abajo ya, junto a la flor de noche que exhalaba un nauseabundo olor, la pobre Anilla, vestida de fantasma, estaba muerta, aún encendido el farol en su mano, negra por el rayo.


9. El loro

Estábamos jugando con Platero y con el loro, en el huerto de mi amigo, el médico francés, cuando una mujer joven, desordenada y ansiosa, llegó cuesta abajo hasta nosotros suplicando:
- Zeñorito: ¿ejtá ahí eze médico?
Tras ella venían unos chiquillos que, a cada instante, jadeando, miraban camino arriba; al fin, varios hombres que traían a otro, lívido y decaído. Era un cazador furtivo de esos que cazan venados en el coto de Doñana. La escopeta se le había reventado, y el cazador traía el tiro en un brazo. Mi amigo se llegó hasta el herido, le levantó unos míseros trapos que le habían puesto, le lavó la sangre y le fue tocando huesos y músculos. De vez cuando me decía:
-Ce n'est rien...
Caía la tarde. De Huelva llegaba un olor a marisma, a brea, a pescado... Los naranjos redondeaban sus apretados terciopelos de esmeralda. En una lila, lila y verde, el loro, verde y rojo, iba y venía, curioseándonos con sus ojitos redondos. Al cazador se le llenaban de sol las lágrimas saltadas; a veces, dejaba oír un ahogado grito. Y el loro:
           - Ce n'est rien...
      Mi amigo ponía al herido algodones y vendas... El pobre hombre:
           - ¡Aaaay!
           Y el loro, entre las lilas:
        -Ce n'est rien... Ce n'est rien…




8. El perro sarnoso

Venía, a veces, flaco y anhelante, a la casa del huerto. El pobre andaba siempre huido, acostumbrado a los gritos y a las pedreas. Los mismos perros le enseñaban los colmillos. Y se iba otra vez, en el sol del mediodía, lento y triste, monte abajo.
Aquella tarde, llegó detrás de Diana. Cuando yo salía, el guarda, en un arranque de mal corazón, disparó la escopeta contra él. No tuvo tiempo de evitarlo. El mísero, con el tiro en las entrañas, giró vertiginosamente un momento, en un redondo aullido agudo, y cayó muerto bajo un acacia.
Platero miraba al perro fijamente, erguida la cabeza. Diana, temerosa, andaba escondiéndose. El guarda, arrepentido quizás, daba largas razones no sabía a quién, queriendo acallar su remordimiento. Un velo parecía enlutecer el sol; un velo grande, como el velo pequeñito que nubló el ojo sano del perro asesinado.
Abatidos por el viento del mar, los eucaliptos lloraban sobre el perro muerto en el hondo silencio de la siesta.




5. La perra parida

La perra de que te hablo, Platero, es la de Lobato, el cazador. Tú la conoces bien, porque la hemos encontrado muchas veces por el camino de los Llanos... ¿Te acuerdas? Aquella dorada y blanca, como un nublado de mayo... Parió cuatro perrillos, y Salud, la lechera, se los llevó a su choza de las Madres porque se le estaba muriendo un niño y Luis le había dicho que le diera caldo de perritos. Tú sabes bien la distancia que hay de la casa de Lobato al puente de las Madres, por la pasada de las Tablas...
Platero, dicen que la perra anduvo como loca todo el día, entrando y saliendo, asomándose a los caminos, oliendo a la gente... A última hora la vieron junto a la casilla del celador aullando tristemente sobre unos sacos de carbón contra el ocaso.
              Tú sabes bien lo que hay de la calle de Enmedio a la pasada de las Tablas... Cuatro veces fue y vino la perra durante la noche, y cada una se trajo a un perrito en la boca, Platero. Y al amanecer, cuando Lobato abrió su puerta, estaba la perra en el umbral mirando dulcemente a su amo, con todos los cachorros agarrados, en torpe temblor, a sus tetillas rosadas y llenas…


6.  El tío de las vistas

De pronto, rompe el silencio de la calle el seco redoble de un tamborcillo. Luego, una voz cascada tiembla su pregón. Se oyen carreras, calle abajo... Los chiquillos gritan: ¡El tío de las vistas! En la esquina hay una pequeña caja verde con cuatro banderitas rosas. El viejo toca el tambor. Un grupo de chiquillos sin dinero, las manos en los bolsillos, rodean, mudos, la cajita. A poco, llega otro corriendo, con su perra en la palma de la mano. Se adelanta, pone sus ojos en la lente...
- ¡Ahora se verá... el puerto de Barcelonaaaa...! -y más redoble.
Otros niños van llegado con su perra, dispuestos a comprar su fantasía. El viejo dice:
- ¡Ahora se verá... el castillo de la Habanaaaa! -y toca el tambor.
Platero, que se ha ido con la niña y el perro de enfrente a ver las vistas, mete su cabezota entre las de los niños, por jugar. El viejo, con un súbito buen humor, le dice:
- ¡Venga tu perra!
Y los niños sin dinero se ríen sin ganas, mirando al viejo con una humilde solicitud aduladora...



7. Albérchigos

Por el callejón de la Sal vienen el niño y el burro. El niño, más chico que su sombrero, se mete en su corazón serrano que le da coplas:
... con grandej fatiguilla / yo je lo pedíaaa...
Suelto, el burro mordisquea la escasa yerba del callejón, levemente abatido por la carguilla de albérchigos. De vez en cuando, el chiquillo se para en seco, y, ahuecando la voz con la mano, canta duramente, con una voz en la que torna a ser niño en la “e”:
- ¡ Albéeerchigooo !...
Luego, cual si la venta le importase un bledo, torna a su ensimismado canturreo gitano:
... yo a ti no te cuurpooo, / ni te curparíaaa...
Y les va dando varazos a las piedras, sin saberlo... Huele a pan calentito y a pino quemado. Una brisa menuda conmueve levemente la calleja. El chiquillo torna a su parada, a su despertar y a su grito:
- ¡Albéeerchigooo!...
Platero no quiere andar. Mira y mira al niño y husmea y topa a su burro. Y ambos rucios se entienden en no sé qué movimiento gemelo de cabezas, que recuerda el de los osos blancos...
- Bueno, Platero; yo le digo al niño que me dé su burro, y tú te vas con él a vender albérchigos..., ¡ea!





A todo el mundo 
le suena
el comienzo de Platero.



Lo que quizá no sepan
es cómo acaba.

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos.

A mediodía, Platero estaba muerto. La barriguilla de algodón se le había hinchado como el mundo... Parecía su pelo rizoso ese pelo apolillado de las muñecas viejas que se cae, al pasarle la mano, en una polvorienta tristeza...







2A: Análisis y comentario de un texto científico


El cáncer de mama es el más frecuente en mujeres. Cada año se diagnostican entre 18.000 y 20.000 solo en España. Esta relevancia y el hecho de que exista una prueba diagnóstica fiable, las mamografías, ha hecho que sea, a la vez, uno de los tumores que mejor se conoce. Por eso, la tasa de curaciones es muy alta. En los casos de diagnóstico temprano, más del 75% de las afectadas sobrevive cinco años (el tiempo que se considera mínimo para suponer una curación). Una de las complicaciones más frecuentes del resto es la que se refiere a la metástasis.

Para prever la capacidad de metástasis del tumor (la posibilidad de expansión a otros órganos o tejidos), se ha presentado un trabajo, que ha publicado el equipo del doctor Sierra en PLOS One. Se trata de un análisis de la cantidad de lípidos que hay en las células tumorales. De los compuestos de los organismos, los lípidos tienen una doble función: estructural (forman parte de la membrana celular) y energética (son, junto con los hidratos, una reserva de calorías). Por medio de una técnica denominada espectroscopia de Raman, los investigadores han logrado crear una clasificación de las células en función de la propensión que van a tener para migrar y causar tumores lejos del foco inicial. “Es un primer paso hacia la estratificación de las células de cáncer de mama utilizando esta herramienta rápida y sin reactivo”, ha dicho Sierra.

La idea es que al haber mayor actividad se generan más ácidos grasos, lo que indicaría una mayor propensión a la metástasis. El contenido de lípidos de las células de cáncer de mama podría ser una medida útil para determinar diversas funciones asociadas a la progresión del cáncer de mama, lo que permitiría adelantarse a futuras complicaciones.

El método tiene la ventaja de que trabaja directamente con las células tumorales y, a diferencia de otros métodos que se han ensayado, no requiere un análisis genético. En cambio, es más predictivo que diagnóstico; es decir, se sabe cómo se va a comportar el tumor, pero no supone una diana terapéutica para impedirlo.


(Levante, 30 de octubre de 2012)  


Cierre: jueves 27 de noviembre a las 20h.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

4A : Vocabulario- noviembre 2014

Para agilizar, podéis publicar aquí el listado de palabras.

1A: Revisión de la "Carta al director"

Conforme dijimos en clase, podéis ir publicando la carta una vez revisados los errores de que hablamos.


Cierre: Sábado 22 de noviembre a las 20h.

viernes, 7 de noviembre de 2014

LU > "Tristán e Iseo": El espacio ideal del amor.

Breve ensayo (entre 15 y 25 líneas) en el que se  argumente acerca del espacio del amor (jardín-bosque cueva) que podríamos considerar como ideal.

Cierre: Domingo 9 /22:00 

jueves, 6 de noviembre de 2014

4A : Marcos, el joven lobo. La llamada del amor > 2014

A partir de la noticia de un hombre que vivió con lobos de los cinco a los veinte años
(https://www.youtube.com/watch?v=YEjGXT831WY   >> minuto 4': Marcos lamenta no haber compartido su vida con una mujer y los hijos deseados), hay que escribir un pasaje paralelo al de "La llamada de lo salvaje" (págs. 132 y ss.) en el que Marcos Rodríguez (el joven-lobo) siga el rastro de una chica con el fin de expresarle sus sentimientos.

Tenéis algún modelo en otra entrada de 4A de cursos pasados. Podéis consultar ese material, pero vuestro trabajo ha de ser original..

Cierre: Martes 11 de noviembre / 22:00



miércoles, 5 de noviembre de 2014

2A > "El sí de las niñas": Comentario y valoración personal > 2014-15

Tenéis algún modelo en una entrada de 2A de cursos pasados. Podéis consultar ese material, pero el trabajo ha de ser personal e inédito.

Día y hora de cierre: Domingo 9 de noviembre / 22.00.

jueves, 3 de abril de 2014

2A: Julio César

Puedes dejar tu comentario.

miércoles, 12 de marzo de 2014

jueves, 6 de marzo de 2014

4A: "Sorpresa es poca cosa"

Como acordamos, se trata de escribir un episodio nuevo, hacia la mitad de la novela, en que el/la protagonista descubre (mediante la observación, el diálogo o cualquier otro medio) un aspecto desconocido del personaje que más aprecia, hecho que le induce a mantener en lo sucesivo cierta cautela, al menos hasta que pueda confirmar la veracidad de lo descubierto. 

Se trata de escribir ese episodio (unas 25 líneas) de tal modo que pueda aparecer en una nueva edición de la obra sin que nadie llegue a sospechar nunca que fuiste tú quien lo escribió.

Cierre: Sábado 15 / 20h

jueves, 13 de febrero de 2014

4A: Vocabulario



       Acta
Acuífero
Aferrarse
Agarrotamiento
Altruista
Blandir
Cátedra
Catedrático
Celebérrima
Cónico
Conversación de besugos
Cordial
Cuadragésimo
Deposiciones
Desfalleciendo
Disuadir
Entomólogo
Entumecimiento
Escuálido
Frígido
Fulminar
Gañido
Hastío
Husmear
Idealista
Incienso
Incipiente
Inflamación
Infligir
Infringir
Infractor
Inmolarse
Integro
Justiciero
Laboriosamente
Laico
Lego
Maño
Misérrimo
Musaraña
Onomatopeya
Paupérrimo
Pérfido
Persuadir
Plaga
Pragmático
Proferir
Propagar
Propugnar
Quincuagésimo
Redundancia
Renquear
Repicar
Reportero
Requerir
Restalló
Sigilo/sello
Sobremanera
Sórdido
Temple
Tenuemente
Trigésimo
Vetusto
Viceversa
Apelativo
Apelar
Apellido
Connotaciones
Psoriasis
Morriña
Alioli (Etim..)
Peseta (Etim..)
Aquelarre
Mitin (Etim.)
Batuta (Etim.)
Afán
Afanarse
Filantropía
Filántropo
Alabarda
Boato
Enjundia
Urdir
Bimensual
Vulgo
Divulgar
Grabar
Gravar
Gravamen
Agravar
Laborioso
Pavor
Pavoroso
Impávido
Atónito
Pavonearse
Disyuntiva
Desidia
Dimitir (intr.)
Cesar (trans.)
Cesar (intr.)
Destituir
Eufemismo
Dar abasto
Abastecer
Prever
Proveer
Provisión
Previsión
Verificar
Quejumbroso
Doctrina
Doctrinario
Ortodoxia
Herejía
Dogma
Dogmático
Catón
Cínico
Hipócrita
Exhausto
Exhaustivo
Especular (V.)
Especulación (filosófica))
Especulación (financiera)
Erradicar
Subsahariano (país)
Implicar
Implícito
Tarea ardua
Hostilidad
Hostil
Hojarasca
Izar la vela
Haragán
Estrado
Parsimonia
Impostor
Impostura
Impostar la voz
Importunar
Bufón
Anticlerical
Bienes muebles
Inmueble