jueves, 6 de marzo de 2014

4A: "Sorpresa es poca cosa"

Como acordamos, se trata de escribir un episodio nuevo, hacia la mitad de la novela, en que el/la protagonista descubre (mediante la observación, el diálogo o cualquier otro medio) un aspecto desconocido del personaje que más aprecia, hecho que le induce a mantener en lo sucesivo cierta cautela, al menos hasta que pueda confirmar la veracidad de lo descubierto. 

Se trata de escribir ese episodio (unas 25 líneas) de tal modo que pueda aparecer en una nueva edición de la obra sin que nadie llegue a sospechar nunca que fuiste tú quien lo escribió.

Cierre: Sábado 15 / 20h

23 comentarios:

  1. “SORPRESA ES POCA COSA”
    Está embarazada, no está embarazada, está, no está…Mis pensamientos no dejaban de deshojar la Margarita. Mi cara era todo un monumento, ni que fuese yo el padre de la pobre criatura! No sé que tienen los hospitales pero los odio a más no poder, el tiempo es como si se detuviese tronco, y sólo el olor me marea. Está claro que no me parezco en nada a mi hermano Carlos, a él le encanta todo lo relacionado con la medicina, como que quiere ser cirujano, y yo que no puedo ni ver una gota de sangre o al segundo estoy en el suelo que parezco un cadáver.
    ¿Qué estaría pasando ahí dentro?¿ Por qué tardaba tanto Belén? Me estaba empezando a agobiar el hecho de que llegase la enfermera con la noticia:<<¡ Enhorabuena, es usted Padre!>>.
    Se podía palpar la tensión del ambiente, no era yo el único, había como cuatro chicos más en mi misma situación, solo que a diferencia de ellos yo no era el verdadero padre, por un momento hasta me lo llegué a creer, lo vivía con tanta intensidad que como para no.
    -Andrés acompáñame por aquí.- dijo la enfermera. Lo dijo tan seria que me esperaba lo peor.
    -¿Está todo bien?- pregunté preocupado. Enseguida notó lo que pasaba por mi cabeza y no tardo en aclarármelo antes de que me diera un infarto.
    - No te preocupes, Belén está bien, ya puedes ver a tu chica e iros, todo está en su sitio.
    ¿Ha dicho mi chica, o lo he soñado? Me quedé en blanco, no me lo había llegado a plantear y la verdad que me hizo gracia, pero cuando quise corregir a la enfermera ya era tarde. Estaba nervioso por la noticia que me pudiera dar Belén.
    -¿Qué tal?- le pregunté ansioso, apenas me salían las palabras de la boca.
    -Son muy amables todos… yo… Andrés estoy embarazada.-No creí haberla oído bien, pero su cara me lo afirmaba, ¡estaba embarazada! Lo primero que pensé fue en sus padres y luego recé por qué no fuesen trillizos. No pude evitar visualizar a Belén con un bombo enorme, y que se supone que tenía que decir yo ahora, nunca antes había vivido esta situación, esto me superaba.
    -¡Enhorabuena! – le dije sin apenas pensarlo. Que tonto soy, ¿pero cómo se me ocurre decirla eso?.-Belén quiero que sepas que yo te voy a apoyar en todo y que me vas a tener para todo lo que necesites. Ella esbozó una medio sonrisa, y eso me tranquilizo. Decidí salir para hablar con los médicos e informarme un poco más.
    -Enfermera, ya me ha dicho Belén lo de su embarazo…- pero antes de acabar la frase la enfermera me interrumpió.
    -Tienes que ayudarla a superarlo. Estos casos no se dan muy a menudo , pero a veces sucede que…- ahora fui yo el que le interrumpí.
    -¿A que se refiere?- le dije atónito.
    -Pues lo que le decía… ¿No has oído hablar de el embarazo psicológico?
    Este era uno de los momentos de mi vida en los que me quería morir. No me puede estar pasando esto, no puede ser… Resulta que Belén no era como yo creía, era todo muy raro, yo no entendía nada… ¿A fingido un embarazo? o ¿Se trata de algún problema mental? No podía haber fingido tal cosa, ¿por qué iba a hacerlo? .Pero reconozco que al igual que para tantas otras cuestiones, carezco de respuesta.

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    1. "Y decirte una estupidez, por ejemplo te quiero" - páginas 51, 52 y 53
      Laura Muñoz López 4ºA

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  2. Sorpresa es poca cosa

    Sacó un pitillo, lo encendió con su mechero, y sin apagar la llama, arrimó el encendedor a las fotocopias, ante mi mirada incrédula y fascinada.
    –¿Qué haces? –acerté a balbucear–. ¿Estás pirada?
    Cuando pronuncié esas palabras me fijé en una cosa, Sara sostenía los exámenes pero sus manos no paraban de temblar y parecía nerviosa.
    –Tía estás loca, todo este esfuerzo que hemos hecho para intentar robarlos y ahora quieres quemarlos.
    Ella seguía temblando, tenía la vista fija en la llama. Y sin pensárselo dos veces prendió los exámenes.
    –Pe… per… pero… ¿Qué haces?¬–volví a preguntarle atónito.
    Grité tan fuerte que un señor que vagabundeaba borracho por la calle casi se despierta del sueño en el que estaba tras los efectos del alcohol.
    –Todo tiene una explicación…–contestó con una voz tenue.
    Me miró con esos ojos que… todos sabéis a lo que me refiero. Cuando se está enamorado de alguien una imagen vale más que mil palabras. Por su forma de mirar todo apuntaba a que sentía algo por mí, no daba crédito a lo que estaba viendo.
    Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... ¡yo no sé qué te diera por un beso! Esa rima de Bécquer lo explicaba todo. Acababa de descubrir que Sara desde el primer momento estaba inconcebiblemente coladita por mí. En cambio yo no veía eso y me fastidió bastante al darme cuenta tan tarde. Sara había robado los exámenes para compartir más tiempo a mi lado y para ella lo importante era llegar a mí y hacerme cómplice de sus aventuras.
    Me acerqué a ella lentamente, la acaricié la cara y la susurré al oído con todo el cariño del mundo
    –Te quiero.
    Era de noche pero aun así con la poca luz que emitía la farola vi como se sonrojaba. Me separé de su cara tan dulce y decidí que ese era mi momento. El verdadero momento de darle un beso. Pero se la veía nerviosa, nada sucedió desgraciadamente. Era tarde y los dos teníamos que regresar a nuestras respectivas casas. Nos despedimos con dos besos muy tiernos en las mejillas y con un abrazo de esos que nunca se olvidan.




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    1. Libro: Y decirte alguna estupidez, por ejemplo te quiero.
      Página: 128
      Alfonso Muñoz López

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  3. "SORPRESA ES POCA COSA"
    Me pongo la camiseta que me regaló, no me la pongo, me la pongo, no me la pongo…Ya estoy deshojando la margarita. Había quedado con Sara, esa chica con melena dorada olor a limón, en el banco de siempre, en nuestro banco. La vi a lo lejos, estaba tan guapa como siempre, sus ojos, su boca, su nariz todo era perfecto, pero su pelo… algo me llamaba la atención de su pelo. Su melena parecía a ver sufrido un ligero cambio de color, un tono más oscuro que manifestaba un cambio repentino en Sara. Empecé a dudar si era realmente ella, pensé que incluso podría ser fruto de mi imaginación. Ella no me había hablado nunca de teñirse el pelo, de hecho sabía que no la gustaba nada. Decidí olvidarme de todo por un momento y disfrutar de nuestro encuentro juntos. Pero no podía,notaba que Sara estaba algo nerviosa ya que le temblaba la voz al hablar y no paraba de moverse el pelo de un lado a otro. Repetía ese movimiento cada 6 segundos, cosa que hacía que yo me sintiera inquieto. Mientras charlábamos yo la observaba detenidamente, ¿Por qué la veía diferente? Creo que me estoy volviendo loco, estoy tan ciegamente enamorado que no dejo de darle vueltas a mi cabeza.

    ¡Mierda! Creo que tengo razón- grité en voz alta sin darme cuenta. Sara me miró asustada y añadió- Pero... ¿qué dices Andrés? Y ¿Por qué gritas . No era Sara. Aquella chica con la que estaba sentado no era Sara. Vale, es cierto que llevaba su ropa y que su cara era idéntica a la de Sara pero… ese collar que colgaba y recorría todo su cuello y en el que ponía LUCÍA había confirmado mis primeras sospechas. Estoy seguro de que no era ella, o yo estoy chiflado o algo pasa aquí. Necesito hablar con Sara , con la verdadera Sara, con la chica de la melena dorada con olor a limón. No consigo encontrar la lógica a tan sencillo o tal vez problema , como es posible que esta chica sepa tanto sobre la vida de Sara , y que se parezca tanto a ella. Bastantes líos tengo yo en mi cabeza como para encima tener que investigar y confirmar lo descubierto.

    Y ahora ¿Qué hago? Me voy, no me voy, me voy , no me voy... ¡Dios! ya vuelvo a estar deshojando la margarita.

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  4. SORPRESA ES POCA COSA.

    Acababa de volver a mi casa después del baile; lo había pasado muy bien hablando y riendo con Clara. Así que decidí tumbarme en la cama pensando que había sido la mejor noche de mi vida.

    Al día siguiente, en el colegio, volví a ver a Clara y empezamos a hablar. Ella me empezó a preguntar cosas acerca de las investigaciones que estaba llevando a cabo, sobretodo la del pantasma, lo cual, al principio, me pareció un poco sospechoso, pero pensé que me estaría equivocando, porque esa chica no podía estar metida en nada malo.

    Me encantaba verla todos los días y pasar el rato hablando con ella sobre lo que fuera. Una vez, por poco le conté información del caso del pantasma, porque ella me había preguntado, aunque no llegué a contarle nada. Al cabo de unos días, pensé que ya tenía suficiente confianza con ella como para contarle cosas del pantasma si, en realidad, estaba tan interesada. Por ello, al salir de clase la seguí hasta su casa para contárselo cuando estuviéramos a solas.

    Una vez en su casa, ella subió a la segunda planta y yo entré por una ventana que estaba mal cerrada. De repente, oí la voz de su padre que bajaba por las escaleras y pensé que la única solución era abrir la puerta que tenia a mi izquierda y esconderme allí. Al otro lado de la puerta había una habitación, aunque estaba todo muy oscuro y no se podía distinguir nada. Decidí esperar allí hasta que el lejía, su padre, se fuera y yo pudiera ir a ver a Clara. Los dos se habían reunido en la planta de abajo y, por curiosidad, me acerque a la puerta para oír lo que decían.

    - ¿Has averiguado algo nuevo?- le preguntó el lejía a su hija.
    - No, todavía no, pero no creo que tarde mucho en averiguar todo lo que él sabe.
    - ¡Todavía no has averiguado nada! Pero si llevas un montón de días hablando con ese niño.
    - Ya lo sé papá, pero es que es difícil hacerle hablar, he intentado preguntarle si sabe algo de todas las formas posibles, pero él siempre cambia de tema; aunque no te preocupes porque te prometo que mañana le sacaré todo lo que sepa.
    - Ah ¿sí?, ¿y cómo sabes que te lo va a contar?
    - Lo sé porque está enamorado de mí y puedo aprovechar eso para sacarle toda la información.

    Mi cara cambió por completo, y con los ojos inundados en lágrimas, me quedé en esa habitación, reflexionando sobre lo que acababa de oír.

    Ahora encajaba todo, si Clara había estado hablando conmigo todos estos días, solo había sido porque quería saber si yo tenía alguna información acerca de su padre que lo relacionara con algo turbio. Esta reflexión me llevó a pensar que si así era, ¿Qué era en lo que estaba metido su padre?

    Alba Álvaro De Mingo 4ºA.

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    1. El fragmento es del libro "No pidas sardina fuera de temporada" y lo incluiría entre el quinto y el sexto capítulo.

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  5. -“Vamos a beber algo, tronco.”- me dijo Dani- “Te voy a preparar un cóctel explosivo.”
    Sacó una botella de Coca-cola en la que había calimocho y echó un poco en cada vaso. El padre de Sara era muy estricto con ese tema y yo no quería que Sara se enfadara conmigo, aunque al final accedí, y lo cogí. Después de un par de vasos, mi espíritu flotaba alegre al ritmo de Metallica. Vi a Belén pasar por delante de mí y le agarré una mano y me arrastró hasta un apartado donde empezamos a morrearnos casi sin querer. Eran las once y cincuenta y ocho de la noche y nosotros seguíamos allí, como dos cuerpos que se atraen y necesitan el calor uno del otro. El tiempo pasaba y nosotros no podíamos parar. Yo me preguntaba qué le pasaría por la mente a Belén en esos momentos y si alguien nos había visto. De repente, empecé a notar que la respiración de Belén era mucho más fuerte que antes, parecía nerviosa. Noté cómo la forma de sus brazos aumentaba, y cómo el de su abdomen y sus muslos también. Percibí algo mucho más suave y a la vez áspero sobre sus brazos: ¡Era pelo, pelo azul! Ahora era yo el que respiraba más fuerte, me empecé a separar de ella y a preguntarle qué le pasaba. Empezaba a asustarme y no sabía cómo actuar. Sus ojos se pusieron en blanco y sus venas se empezaron a hinchar. Sus pies se asemejaban cada vez más a las garras de un feroz animal y también se cubrieron con pelo azul. Yo estaba aterrorizado, e intenté levantarme para pedir ayuda. Justo cuando me levanté, Belén me agarró del brazo y me dijo con su voz también cambiada, “no se lo digas a nadie por favor, sácame de aquí antes de que me vea nadie”. ¿Qué se suponía que debía hacer yo ahora? ¿Por dónde la podía sacar sin que nadie la viera? Empecé a recordar mis tardes con Sara en aquel almacén, me acordé de la puerta que había por la parte de atrás, pero ¿cómo iba a llegar hasta allí? La gente bailaba y reía pero era evidente que si pasaba con un “monstruo” de pelo azul, la gente se iba a enterar. Así que decidí coger una manta que estaba sobre una de las sillas. Belén seguía transformándose, y yo no sabía todavía cuánto más tiempo iba a continuar aquello pero sí tenía muy claro que debía actuar rápidamente. Cubrí a Belén con la manta, la cogí en brazos y atravesé la sala como si llegar al otro lado fuera mi fin último en la vida. Escuché la voz de Sara detrás de mí preguntándome a dónde iba con eso en las manos. Yo fingí no haber oído nada y no le contesté, y la reacción de Sara fue seguirme. Conseguí salir e intenté cerrar la puerta pero ella puso el pie impidiéndolo antes de que se cerrara. Sara tiró de la manta y… “¡Juan despiértate ya, que son las doce y cuarto!” – me dijo mi madre. Estaba un poco aturdido y no me acordaba de nada, sólo de haber estado en la fiesta de Sara. Más tarde, mi madre subió, parecía enfadada. Me contó lo que había pasado ayer. Sara les había llamado para que me recogieran. Toda la historia de Belén resultó ser un desvarío etílico debido al alcohol que consumí el día anterior.

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    1. Ohiane Villa García 4ºA
      "Nunca seré tu héroe" - páginas 128 y 129

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  6. “SORPRESA ES POCA COSA”

    Entré en casa del Lejía con Clara. No sé en qué estaría pensando cuando tuve la idea de venir aquí. No podía simplemente preguntarle al padre de Clara que cuales eran sus negocios y si eran legales, en parte porque ella estaba en la misma habitación. Pero ya que había ido hasta allí, no iba a irme con las manos vacías.
    En cuanto me despedí de ambos y vi que cerraron la puerta, fui a la parte de atrás de la casa y escalé hasta una ventana. Daba a una habitación medio a oscuras, tan solo iluminada por la luz que venía del pasillo.
    De repente, oí a Clara hablar con su padre y noté sus pasos acercándose hacia mí, así que me escondí en el armario. Esperé que no me descubrieran porque no creo que Clara quisiera volver a hablar conmigo si me encontrara espiando a su padre y no sé cómo reaccionarían al verme aquí en el armario.
    -¿Tú crees que sabe algo?- preguntó el Lejía a Clara. -Me parece que está investigando algo sobre el rollo ese que tienes con el conserje. Pero lo bueno es que no sospecha nada de mis negocios. Eso es lo que más me interesa. -¿Y no puedes hacerle el favor a tu padre de averiguar lo que sabe?-hizo una pausa-Te estaría muy agradecido. -Pero si no eres mi padre de verdad. ¿Es que no te entra en la cabeza que solo somos socios y que esto es una tapadera? -Pues entonces te lo agradecería como socio. -Si por algún casual dice algo te lo diré.
    No pude creer lo que había oído. Resulta que la que en realidad manda es Clara y que el Lejía ni siquiera es su padre. Me quedé embobado reflexionando e intentando encajar las piezas del puzle. ¿Qué pintaba Clara en esto? ¿Qué negocios tenía? Reaccioné cuando oí el rechinar de una puerta. Miré por la rendija del armario y como vi que no había nadie en la habitación salí por la misma ventana que había usado de entrada.

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    1. Miguel Martínez Pilar 4ºA
      No pidas sardinas fuera de temporada
      Capítulo 6

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  7. SORPRESA ES POCA COSA.

    Por muchas vueltas que le diera, a Dana no le entraba en la cabeza que su alma gemela, su mejor amigo desde que tenía uso de razón, no le quisiera contar lo que ella no lograba recordar, aquello que pasó la noche que salieron en busca del unicornio.

    Desde aquella noche en la que Kai le dijo que tenía lagunas y se negaba a contarle lo sucedido en su travesura, había notado a su amigo distinto. Desde aquella noche, cada vez que se ambos se encontraban por los pasillos de la Torre, Kai se alteraba, y ponía cualquier excusa para no tener que mirar o hablar con Dana, y eso a ella le preocupaba; sabía que algo estaba pasando y, desde luego, no se iba a quedar de brazos cruzados sin saber qué era.

    Tomó su desayuno y pensó en cómo podría descubrir el por qué del comportamiento de Kai. Pensaba en lo ocurrido hace unos días; ella volvía de la biblioteca y se dirigía a su habitación tras haber consultado unos libros de magia, cuando sorprendió a Kai espiando al Maestro. Su amigo tenía cara de concentración, como si estuviera tramando o planeando algo. En ese momento, Dana no le dio mucha importancia a lo ocurrido, pero ahora había cambiado su parecer.

    Salió de la habitación, cansada de dar respuestas vanas a sus inquietudes, con dirección al bosque. Necesitaba respirar aire fresco y despejarse un poco. Entonces, sucedió algo que hizo que la confianza que sentía hacia Kai y que año tras año se había ido fortaleciendo, se hiciera quebradiza y débil.

    Mientras bajaba por las largas escaleras de caracol que daban a la amplia entrada de la Torre, vio a Kai subiendo como un rayo esas mismas escaleras, las cuales al final llevaban al aposento del Maestro. Dana no se podía creer lo que pensaba que Kai iba hacer: ¡entrar en los aposentos secretos del Maestro, cuando eso estaba terminantemente prohibido! ¿Y lo iba a hacer sin consultárselo? Desde luego, ya no podía confiar en él igual que antes.

    Decidió seguirle, pero no pudo aguantar y, antes de que Kai entrara a la habitación, Dana delató su posición y le exigió explicaciones.

    -¡Kai! Pero, ¿estás loco? ¿Qué pretendes, que nos echen de la Torre? Ya rompimos las normas una vez, y hace poco. Si las volvemos a romper, ¡nos expulsaran!

    -¡Calla, Dana! No sabes para qué he venido. Llevo un tiempo planeando lo que voy a hacer, y no quiero que lo eches todo a perder.
    - Pero Kai, ¡esto es una locura! Te pillará. Aunque el Maestro no pueda verte, siente tu presencia, y no tardará mucho en regresar de su caminata matinal.

    - Dana, vete de aquí, Ya te he dicho que está todo planeado.

    -Ah, ¿sí? ¿Y por qué no me habías contado antes tu fantástico plan? ¿Es que ya no confías en mí?

    -¡Oh, no! ¡El Maestro ya vuelve! Rápido, vayámonos de aquí…

    Los dos amigos se tele transportaron a la habitación de Dana.

    -Lo siento Dana, pero no quería preocuparte. Estaba indagando el por qué de tus lagunas… Algo me decía que lo que te impide recordar lo ocurrido es un hechizo que el Maestro te hizo, y creía tener la solución que lo deshiciera.

    Laura Barajas.

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  8. SORPRESA ES POCA COSA
    Al entrar García Sanjuán me puse tan nervioso que mi mente se puso en blanco, me pilló in fraganti, pero lo peor es, que no sabía qué hacer.
    Para mi suerte, Sara entró en el despacho de la directora al escuchar que alguien había entrado y que podía estar en apuros.
    -Hola, ¿que hacen ustedes aquí?-preguntó Sara.
    -Hola señorita, en todo caso esa pregunta la debería de hacer yo-comentó Sanjuán.
    - Bueno, no me he presentado, soy la hija de la señora directora, mi nombre es Sara –dijo mientras guiñaba un ojo a Juan mientras el señor García Sanjuán no miraba… .
    -Hola Sara, veras, yo estaba esperando a hablar con tu madre cuando de repente Sanjuán entró en el despacho y me preguntó que que hacia yo aquí, como había entrado…
    -Si, vi la puerta abierta y entré a echar un vistazo.
    -Ahh, bueno, en ese caso no hay problema. Lo único es que mi madre, directora para vosotros, no está aquí en estos momentos. Si es urgente ven conmigo a conserjería y la llamamos. ¿Te parece bien, señor…. ?
    -Juan, solo Juan. Y si, me parece buena idea.
    -Bueno, si no ocurre nada me voy, hasta luego Juan, hasta luego Sara-comentó Sanjuán.
    -Adiós…-dijeron Juan y Sara al mismo tiempo.
    Cuando el señor García Sanjuán se fue, yo y Sara nos miramos fijamente y sin que nadie nos viera nos dimos un abrazo y la di las gracias por salvarme el pellejo. Sara me dijo que de nada, que heramos amigos y los amigos se ayudaban. Seguidamente procedimos a buscar los exámenes, cada uno en una parte del armario, donde se escondían los exámenes.
    Mientras buscábamos los exámenes me dispuse a pensar, y llegue a la conclusión de que había descubierto una faceta desconocida de Sara, era una gran suplantadora de identidades, como una actriz que representa un personaje tras estudiarse un guion. También me planteé si ella, no era ella, me explico, sino en todo este tiempo no ha sido como es ella, sino que ha estado interpretando un papel para parecer otra persona.
    Sea cual sea su verdadera identidad, la quiero.
    Iván Chairi Ruiz 4ºA Fragmento del libro: Y decirte alguna estupidez, por ejemplo, te quiero.

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  9. ‘SORPRESA ES POCA COSA’.

    Me fui y Sara se quedó sola y por primera vez desconcertada estaba enfadado con
    ella, enfadado conmigo y enfadado con el mundo.

    En un momento, sentí huella nostálgica hacia Sara por lo sucedido. Estaba loca ayer. Bueno, hoy andaba solo, lo que me parecía anormal ya que siempre acompañaba a Sara hasta el metro hablando sobre temas amenos. Sentía mucha nostalgia hacia ella pero eso no quería decir que no la quería ver.

    Fui a mirar donde estaba Saraharapienta. Nada mas llegar a la puerta principal de la escuela o colegio, ya ni se como llamarlo, retrocedí hacia el lugar donde el vigilante y su perro Lenin se encontraban esperando a que todos los alumnos saliesen. No sé si lo había dicho antes, ya que repito tantas veces las cosas, ‘colegio’ me suena un poco mas infantil de lo habitual. En cambio Saranoseencuentra, según ella, en toda su infancia siempre había dicho ‘centro educativo’. Será la única entre todos en llamarlo así, quitando excepciones.

    Bueno, a lo que estaba. Encontrando a Sara retrocedí hacia la puerta inferior donde apareció la directora diciéndome con voz seria y poco alegre comparado de su normalidad.
    -¿A dónde va usted?
    -Es que… tengo que recoger un papel que se me había olvidado –la contesté-. Con su permiso fui de inmediato a buscar a Saradondeestá. Observando de reojo todas las puertas, vi la de nuestra clase medio abierta y oí un ruido que salía del aula.

    Me acerque poco a poco y encontré a Sara revolviendo una mochila que parecía ser de Josefina. De repente saco un collar que aparentaba ser familiar. Era el collar que le había regalado yo a Josefina. Me fije un poco más en lo que estaba haciendo y la vi intentar romper la cadena del collar. Me resulto sorprendente que Sara hiciera eso. Nunca imaginé que mi amor del año pasado hacia Josefina, pudiera influir de esa manera a Sara y que pudiera dejarla celosa.

    De todas formas, intenté alejarme sin hacer ni el minúsculo ruido para que no se diera cuenta de que estaba allí observándola, cundo repentinamente, piso un boli y lo rompo totalmente haciendo un sonido espantoso. Sara al oír eso tiro el collar a la mochila y en seguida salió de la clase. Menos mal que no se dio cuenta de que estaba allí. Madre mía, hay que ser estúpido.

    Bien, nadie había visto esto. Aunque se lo podría haber dicho a todo el mundo, no lo dije porque, fuera lo que fuese, estos son los secretos entre Sara y yo, nadie más.

    (Y DECIRTE ALGUNA ESTUPIDEZ, POR EJEMPLO, TE QUIERO)

    Hanin Mohamed 4ºA

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  10. “La prueba de la Tierra”

    La noche anterior, Dana estaba muy nerviosa, más que en toda su vida. Apenas había cenado, algo que Maritta, la cocinera, entendió, puesto que a anteriores alumnos les había ocurrido lo mismo. Dana fue a su habitación a dormir. Le era imposible. No podía dejar de plantearse dudas sobre la prueba, pensaba continuamente en ella. Se había preparado muy bien en el último año y medio, y sabía que si le salía mal, sería todo un fracaso.

    Kai estaba con ella en su habitación. Intentaba tranquilizarla pero era imposible. Entonces Dana propuso dar una vuelta por la Torre, subir y ver qué había allí. Kai no parecía estar muy de acuerdo:

    -Dana, ¿no recuerdas lo que dijo el Maestro el primer día? Él no quiere que nadie suba a sus aposentos.

    -Tranquilo, Kai. No subiremos hasta arriba del todo. Iré a hablar con Fenris, quiero conocerle algo mejor.

    Kai aceptó a regañadientes y se dispusieron a subir. Dana observaba con asombro los cuadros que adornaban las paredes de la escalera de la Torre. Cuando hubieron llegado al lugar donde se encontraba Fenris, Dana vio algo extraño en él. Parecía como si estuviera meditando, pero se veía a simple vista que se esforzaba en aquello que estuviera haciendo. El elfo mostraba una extraña barba y pelos de por todo el cuerpo como si de un lobo se tratase. Daba la casualidad de que aquella noche era plenilunio, y los lobos estaban un poco más feroces de lo normal. Dana, ante la necesidad de saciar su curiosidad, decidió acercarse y preguntar a Fenris qué hacía.

    Dana se acercó sigilosamente a Fenris y preguntó;

    -¿Qué haces?- Fenris dio un respingo y respondió amenazante:

    -N-nada. ¿Qué has visto, pequeña? Largo de aquí.

    En aquel momento de desconcentración que tuvo Fenris al verse sorprendido por Dana, los lobos se acercaban feroces hacia la valla que protegía la Torre. Entonces Fenris llamó al Maestro e inmediatamente volvió a lo que estaba haciendo.. Éste apareció rápidamente, y aplicó dos hechizos sobre Dana: uno de borrado de memoria para que no recordara nada de lo que había visto allí aquella noche, y otro de sueño, para que quedara dormida hasta el día siguiente.

    Al día siguiente Dana hizo la Prueba de la Tierra, con tal resultado que su interés por la magia se incrementó. Entonces decidió que quería dedicarse a estudiar magia. Dana no recordaba nada de la noche anterior pero seguía sintiendo que debía conocer más a ese extraño elfo, pero decidió aparcar el tema unos años y centrarse en la magia.

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  11. Cuando el Lejía bajó a la calle llamado por los moteros, Clara y yo nos quedamos solos en su casa. Yo estaba nervioso ya que los moteros me querían pegar y esperaba que no llegaran a entrar en la casa de Clara si no quería tener problemas, en cambio Clara esta de lo más relajada. Se sentó en un sillón y me invitó a sentarme con ella.

    - Flanagan, ¿te ocurre algo?- me preguntó Clara apartando su estado de parsimonia por un instante.

    -Sí, sí tranquila- titubeé.- ¿No estas preocupada por tu padre?.Esos moteros no parecían de buen humor.

    -Mi padre les conoce- se limitó a decir Clara.

    En ese momento estuve a punto de preguntarle en que líos estaba metido su padre y minutos después, cuando por fin la formulé, desdeé no haberlo nunca. Clara se puso hecha una fiera y comenzó a insultarme y a gritarme.

    -¿Pero tu quién te crees para acusar de esa forma a mi tío?-Clara se quedó callada durante unos segundos y rompió a llorar. Era mi opotunidad.

    -¿Cómo has dicho?-la susurré al oído mientras la abrazaba.

    Esperaba un "nada" y un tortazo acto seguido pero en cambio esa noche Clara se desahogó conmigo y me contó todo lo que necesitaba soltar para sentirse bien consigo misma.

    - Verás Flanagan, mi verdadero padre está en la cárcel y mi tío está terminando lo que el dejó a medias...


    No pidas sardina fuera de temporada Raúl Moya 4ºA

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  12. "EL VALLE DE LOS LOBOS"
    Dana llevaba varios días dándole vueltas a aquella aparición, dándole vueltas al tema, ¿debería ir en busca de aquel unicornio, o simplemente debería olvidarlo? Estaba hecha un lío, así que decidió buscar información sobre aquello. Finalmente, después de mucha reflexión, decidió salir una noche de plenilunio, ya que sabía que sólo en aquellas noches, había alguna probabilidad de ver a aquel dichoso unicornio.
    Se reunió con Kai en el establo y en silencio ensillaron a Lunaestrella, ambos muy nerviosos. Dana sabía que no podía arriesgarse y salir por la verja encantada, así que, usó un hechizo de teletransportación con el que llegaron a un claro del bosque iluminado por la luna.
    Una vez allí, Dana lo primero que hizo fue preparar unos conjuros de protección, y también uso otro que le permitía ver en la oscuridad, ya que los lobos eran muy peligrosos. Sabía que usando la magia, cada vez estaría más cansada, pero tenía que resistir, no le quedaba otra.
    Kai rodeó a Dana con sus brazos, y ella volvió a sentir ese sentimiento tan inmenso que tenía hacia él. Sin duda, estaba enamorada de él y no quería perderle, y junto a ese sentimiento, renació en su pecho el miedo y el dolor, como era habitual.
    De repente Lunaestrella se detuvo, y eso hizo que Dana se desperezara del todo, fijó la vista hacia el frente y el corazón le dio un vuelco, allí estaba, lo habían encontrado. El unicornio se percató de la presencia de ambos y se dio la vuelta mientras se perdía en la oscuridad. Dana le persiguió y se dio cuenta de que el unicornio les estaba guiando. Perdieron la pista del unicornio y Dana se esforzó por volver a encontrarla, y tal obsesión era la que tenía que no se dio cuenta de que algo iba mal.
    Se teletransportó hacia el claro en el que había dejado a la yegua, pero para su sorpresa ella ya no estaba allí, pensó que podría teletransportarse a la torre pero no quería abandonar a Kai allí y tampoco a Lunaestrella.
    Kai y su yegua aparecieron, al parecer en su rescate, pero cuando Kai pasó por su lado, ni si quiera la echó una mano, por lo que Dana, se quedó allí, agotada y con muchísimos ojos observándola, no tenía mucho tiempo y tampoco tenía muchas fuerzas, pero se concentró al máximo para poder llegar a la torre.
    Gracias a dios, lo consiguió, y una vez sana y salva pero a la vez, rota por dentro, se echó en la cama y se puso a llorar, no se podía creer que Kai la hubiese fallado, no quería creérselo tampoco y pensó que quizás todo tendría una explicación.
    Así que, se levantó sigilosa y fue a ver a Kai, ya que dormían en habitaciones contiguas, y desde la puerta, escuchó como hablaba con el Maestro y la alianza que estaban creando para acabar con ella.
    Al escuchar eso, Dana no pudo evitar ponerse a llorar de nuevo y maldecirse a sí misma por pensar que podía confiar en Kai. Después de toda esta decepción, decidió volver a la granja y pasar allí el resto de sus días, cuidando de su familia con todo lo que había aprendido.

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  13. El mismo día que vi a Sara salir del instituto con Jorge, empecé a replantearme un par de cosas. La primera es que Sara nunca me había querido de verdad, o que me había dejado por mis granos en la cara. Y la segunda es que Jorge era definitivamente maricón. ¿Cómo podía ir tan lejos de ella? La podría haber cogido de la mano o algo, pero no lo hizo. Yo jamás la solté, es más no me separaba de ella, íbamos siempre de la manita. Pensaba que el día que la soltara no iba a ser mía nunca más y en cierto modo no me equivoqué.
    Al día siguiente tuve que ir a casa de Jorge a hacer el trabajo de historia. Qué mala pata. Como ya dije a mí Jorge me parecía realmente un nenaza y hoy era el día en el que lo podía comprobar. Al llegar a su casa su encantadora madre me abrió la puerta y me indicó dónde se encontraba Jorge. Me dispuse a ir hacia la habitación indicada pensando muy bien en la que me iba a caer esa tarde. Mientras que hacíamos el trabajo no noté nada raro, todo lo que tuvo que pasar sucedió cuando me tenía que ir. `Andrés quédate a cenar’ ‘Andrés es muy tarde quédate a dormir’ Tanto Andrés Andrés Andrés me volvió loco. Decidí quedarme así que tuve que llamar a mi madre. Yo aún tenía cierta esperanza en que mi madre me dijera que no, que ya era tarde y que tenía que ir a casa, pero asintió. El mundo hoy no estaba a mi favor…- pensé. A la mañana siguiente tenía que contárselo todo a Sara. Por fin Sara volvería a ser mía. Al entrar a clase vi en el pasillo a Jorge con un chico. Entré a clase corriendo, me dirigí a la mesa de Sara y la dije que teníamos que hablar. A primera teníamos historia, le entregamos el trabajo al profesor y se quedó atónito. Latín y Matemáticas se me pasaron volando, miré el reloj, eran las 11. Yo me bajé al patio con Belén y ella con Jorge. Al rato me acerqué a Sara. Tenía que decírselo. `Dime Andrés, ¿qué era eso de lo que teníamos que hablar?’ – me dijo ella. Pues verás… Sara, tu novio es…
    sonó el despertador. Todo era un sueño.

    (Nerea Haro Nuñez 4ºA -NUNCA SERÉ TU HÉROE)

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  14. DIA 16
    08.20 Acabo de salir de desayunar del bar y después de haberme zampado dos tortillas de berenjena y haberme bebido tres batidos de erizo de mar me dispongo a hacer la digestión llendo a pasear hasta mi casa.
    09.00 La digestión no ha salido muy bien, se me han salido el estomago y el hígado.
    09.02 Entro en el portal y para mi sorpresa me encuentro a mi vecina esperando el ascensor e intento entablar conversación con ella. La pregunto que tal le ha ido el día y me responde que mal porque su marido no le a pagado la manutención del niño y está muy cabreada con él. No la presto mucha atención y decido escanear su cuerpo y para mi sorpresa observo fijamente la zona de su entrepierna y veo que tiene un bulto.
    09.04 Al entrar en casa empiezo a pensar en lo he descubierto sobre mi vecina y creo que mi mente me ha mentido así que decido entrar en su casa para comprobar si me equivoco o no.
    09.06 Decido entrar en su casa convertido en un murciélago y no levantar muchas sospechas.
    09.07 He entrado y voy directo a su habitación y empiezo a abrir cajones cuidadosamente y lo único que veo son calzoncillos y ya me empiezo a preocupar y a pensar si lo que vi en el ascensor era cierto. Madre mía, mi vecina tiene pene.
    09.09 Ya de vuelta en mi casa decido pensar en como si nada hubiera pasado e intentar pensar en otras cosas como cuantos kilos de churros me iba a comer hoy para comer y cenar. Decido que me comeré 20.
    19.04 Después de estar todo el día sin salir de casa decido salir a la calle un rato.
    20.05 Al pasar una hora en la calle y después de que me hayan atracado 5 veces vuelvo a mi casa a descansar. Mientras vuelvo vuelvo a recordar el tema de mi vecina y decido que esta noche le iba a operar y cambiarla de sexo definitivamente
    23.00 Tras comprobar que mi vecina y su hijo se han dormido vuelvo a entrar en su casa con forma de murciélago. Nada más entrar en la habitación de mi vecina la pongo anestesia para u no despierte.
    23.30 La operación ha finalizado con éxito y mi vecina finalmente es una mujer. Regreso a mi casa, me lavo los dientes, rezo mis oraciones y me voy a dormir.

    Diego Navarrete 4ºA, Sin noticias de Gurb.

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  15. "SORPRESA ES POCA COSA"

    DÍA 18

    09:00 Me levanto decidido, hoy sí que sí, a declararle mi amor a mi vecina.
    11:00 Después de desayunar treinta churros y veintisiete porras, me siento con energías como para idear el plan de mi declaración.
    11:05 Comienzo a pensar. No se me ocurre nada.
    12:05 Sigo pensando. Sigue sin ocurrírseme nada.
    14:00 Que le den al plan. No he sido capaz.
    14:10 Como esto de pensar da hambre, me zampo toda la comida que hay en la nevera.
    17:00 Tras la comida (y la siesta), finalmente determino que voy a improvisar. Llamaré al timbre de la vecina, y que sea lo que Dios quiera.
    17:20 Ya estoy frente a la puerta. Justo antes de llamar, oigo un ruido dentro de la casa y unas risitas. Esto no puede ser bueno.
    17:30 Acongojado, y tras quedarme diez minutos pasmado en el rellano, aborto la misión.
    17: 45 Me bajo a la calle y me siento en un banco a intentar reflexionar un poco sobre lo acontecido. ¿Quién podría ser? ¿Cómo no me he podido enterar? Empiezo a dar vueltas a todas las caras nuevas que han pasado por el edificio y nada. Iré a preguntar a la portera, que al fin y al cabo es la que se entera de todo.
    20:00 Después de estar hablando largo y tendido con la portera, no saco nada en claro. Dice que no sabía nada. ¡Se tiene que enterar de todo menos de esto!
    20:05 Me subo a casa. Esta noche no tengo ganas de salir a ningún sitio. He pensado que durante los próximos días me mantendré a la expectativa, siempre alerta, a ver si averiguo algo útil. Temperatura, 20 grados centígrados; humedad relativa, 70 por ciento; vientos flojos; estado de la mar, rizada.
    22:00 Después de cenar y de ver la televisión*, es hora ya de acostarse. Rezo mis oraciones. Mañana será otro día. Otro día sin Gurb...

    Alberto Cantarero de Juan, 4ºA ("Variación" del DÍA 18) [Sin noticias de Gurb].

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