martes, 27 de noviembre de 2012

LU > Montaigne

A partir de la selección de textos de Montaigne, escribiremos un breve ensayo sobre la muerte.

Se trata de elaborar un texto en tres o cuatro párrafos, cada uno de los cuales debe desarrollar una idea poderosa con sus matices. Esos matices constituyen oraciones que deben estar conectadas por un hilo de causa, consecuencia, adversidad, secuencia temporal...

Del mismo modo, tiene que haber algún tipo de enlace entre párrafos. De lo contrario, tendremos un conjunto de ideas dispersas, pero no un texto.

Hora de cierre:  domingo 2 de diciembre a las 22 horas.

22 comentarios:

  1. La muerte siempre ha estado presente entre nuestros días.

    En cuanto a esta, siempre pensamos que la nuestra estará muy lejana y que tardará en llegar, pero por otra parte nos asusta, tendemos a evitarla, nos da miedo el aspecto del cadáver, el ambiente, las velas, el cementerio y en que condiciones nos llegará.

    Sin embargo, no nos damos cuenta de que no hay que temerla, ya que es la solución final de nuestras vidas y que al fin y al cabo tendrá que llegar igual que nosotros llegamos a este mundo.

    La mayor preocupación que solemos tener es que nos visite pronto, que nos coja sin aún haber disfrutado de la vida, pero de lo que no nos damos cuenta, es que es más difícil vivir el día a día ya que está lleno de contratiempos, que terminar cayendo en nuestro propio abismo.

    La muerte es inevitable y si hemos superado nuestro nacimiento, también superaremos nuestro fin.

    Por todo ello lo que importa de verdad es que realicemos nuestros actos en nuestro periodo de tiempo, y cuando este termine lo acojamos con felicidad ya que no habrá otra solución a este problema.

    En conclusión, lo que importa es vivir, ver como pasa el tiempo y nosotros con él. Tenemos que darnos cuenta de que si hemos hecho lo que de verdad nos importa, no tendría que importarnos que llegara nuestro fin, seremos felices por ello, mientras que si en esta vida hemos fracasado, ¿para que seguir viviendo?



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  2. La muerte es ley de vida y debemos vivir siempre con ello en mente, pero para no temerla, lo mejor es no pensar en ella. Debido a esto, pensamos que nuestra propia muerte está lejana, que aún queda mucho para que llegue nuestra hora pero lo que debemos hacer en realidad es despreocuparnos y disfrutar.

    Algunas personas quieren vivir para siempre pero lo que ellos no saben es que vivir es lo realmente complicado. Sencillo es morir, ya que te liberas de tus problemas y es la solución a todas tus preocupaciones.

    Te puede sorprender en cualquier momento, debido a que es inevitable, pero, si no te importa los hechos que acontecieron en el pasado, que tampoco te importe los hechos que acontecerán en el futuro: hay que pensar en el presente, siempre.

    Lo que debemos plantearnos es cómo vivir, cómo envejecer, el paso del tiempo y las acciones que desempeñaré con el tiempo con el que dispongo.

    Si debo morir, espero que me llegue la hora haciendo algo cotidiano, nada especial, ya que si hago algo que quiero, me iré contento, pero sino, ¿para qué seguir viviendo?

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  3. El salto al vacío de la vida a la muerte nos incita a adentrarnos en la más profunda de las incertidumbres habidas y por haber. El momento del regreso hacia la nada nos produce sensaciones de dolor, pesadumbre, intranquilidad e infinita angustia. Así mismo, es relacionada con la oscuridad, los ambientes lúgubres y la tristeza ocasionada que la idealizan de forma terrorífica. Este miedo nos acompaña durante toda nuestra vida; desde que somos niños y tememos al hombre del saco, hasta que somos mayores y sabemos que se nos agotan los momentos de vitalidad.

    Sí, es cierto que es inevitable pensar en ella, pero también lo es que no suceda. La muerte es ley de vida y aquello que tiene por condición formar parte del ciclo de la vida absurdo es entonces luchar contra ello. Paradójicamente sufrimos cuando se nos agota la vida; sin embargo, no hay nada más duro que iniciarnos en el mundo; salir de nuestra protegida burbuja para flotar en un inmenso mar de sensaciones. La muerte es el regreso a la nada, es aquello que nos da paz y tranquilidad; lo que nos despoja de la tristeza y el sufrimiento. Por lo tanto, ¿por qué nos confirmamos ante el miedo? ¿Por qué tendemos a preocuparnos por lo que dejaremos sino recordaremos? ¿Por qué nos preocupa que va a ser de nosotros después de morir si no nos preocupa que fue de nosotros antes de nacer?

    La muerte es natural, inevitable e inmutable. Es la meta del recorrido, el último escalón de la escalera, es ley de vida. De modo que aquello que debe preocuparme es el camino; vivir la vida de la mejor forma posible, disfrutar de los placeres que ofrece, aceptar sus pros y contras para poder marchar tranquilo, arrepentirme de lo que he hecho y no de lo que no he hecho y así tener una plácida despedida. Así mismo, lo verdaderamente duro es asumir que poco a poco crecemos y envejecemos y que perdemos cualidades y como resultado obtenemos la imposibilidad de participar en determinadas acciones, por ello tratemos de ocuparnos por cumplir todo lo que nos propongamos y marchar a gusto, y si por otro lado sientes que tu vida no ha sido plena, para qué prolongarla.

    En definitiva, la muerte nos inhabilita de sentimiento y por lo tanto de sufrimiento; no es más que el tránsito del regreso a la nada y puede sorprendernos en cualquier momento. Por lo que, aunque a priori nos cause miedo, hay que despojarla de todo ese horror y tristeza; de la parafernalia con la que es relacionada y verla como algo natural para poder centrarnos en aquello que vivimos e intentar encajar todas las piezas del rompecabezas, que es la vida.

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  4. No debemos olvidar la muerte, porque puede sorprendernos en cualquier momento, pero tampoco debemos preocuparnos demasiado. Tenemos que disfrutar de la vida.

    Debemos aceptar que vamos a morir, antes los cementerios estaban situados cerca de las iglesias para que la gente del pueblo los viese y se acostumbrase.

    La muerte, como todo lo demás, no es para tanto como parece, aunque nos sorprende mucho más cuando somos felices que cuando somos viejos o estamos en una mala situación.

    Los humanos morimos al igual que los animales más pequeños, y al igual que nosotros no podemos comprarnos con ellos, las montañas, ríos y demás no pueden compararse con nosotros. Igual que nacemos, morimos.

    La muerte es la meta de la vida, si has vivido una buena vida, te puedes ir satisfecho, y si vives una vida pésima, ¿qué más te da morir? La muerte es buena o mala dependiendo de tus actos.

    No debemos preocuparnos por la muerte, mientras vivimos estamos vivos, y cuando morimos ya estamos muertos. Hay que dejar paso a las nuevas vidas, es el ciclo de la vida.

    La gente que está en el campo de batalla acepta mejor la muerte que la gente que está en el pueblo, que rodeado de los suyos se horroriza más y hay más escándalo.

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  5. La muerte nos causa terror, tendemos a no pensar en ella, a creer que la nuestra está lejana. Esto se debe principalmente al terror del que nosotros mismos la rodeamos: los médicos, los cementerios, los llantos…
    La muerte es la solución a todos nuestros problemas, al morir nos liberamos de cualquier responsabilidad o sufrimiento.

    Por eso debemos verla como algo natural y aceptarla desde que tenemos consciencia de ella, ya que es inevitable y nos acabará alcanzando a todos de una forma o de otra en cualquier momento, y si no nos preocupa lo que pasó antes de nuestro nacimiento tampoco debe hacerlo lo que ocurrirá cuando ya no estemos aquí. Lo verdaderamente duro es envejecer, dejar atrás la juventud, la vitalidad…

    No debe preocuparnos vivir muchos años, lo que tenemos que hacer es aprovechar la vida al máximo para que cuando llegue la muerte hayamos hecho todo lo que teníamos que hacer, si hemos cumplido nuestros objetivos podemos irnos satisfechos, si por el contrario hemos fracasado ¿para qué seguir viviendo?

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  6. ENSAYO SOBRE LAS IDEAS DE MONTAIGNE

    En este ensayo de Montaigne nos da su opinión respecto al tema de la muerte. En primer lugar se sorprende por la manera en que ésta llega, a todos por igual, desde las personas más acaudaladas como emperadores, reyes o miembros de la alta Iglesia, hasta a miembros de las capas más bajas de la sociedad, campesinos, jóvenes, viejos… etc. En los momentos más insólitos, nos cita el ejemplo de varios personajes como el de Esquilo, que murió del golpe de una tortuga que en el aire se había desprendido de las garras de un águila.

    En segundo lugar también nos habla de la importancia de asumir la muerte y no temerla, según él así podremos vivir con más libertad y menor preocupación. Opina que lo peor no es la muerte en sí misma, sino el hecho de envejecer, de ir marchitándose poco a poco diariamente. Cree que es necesario desprendernos de la idea negativa que tenemos formada acerca de la muerte, instruir a los niños para que la entiendan de una forma más saludable, como un tránsito más de la vida.

    Por último afirma que la muerte es un proceso natural, que debe producirse necesariamente, tenemos que dejar sitio a los que están por llegar así como en su día nos lo dejaron a nosotros, si hemos tenido una vida plena debemos abandonarla con satisfacción, y si no, pues no deberíamos entristecernos por dejarla.

    Estas son las ideas principales de Montaigne sobre la muerte a grandes rasgos, creo que algunas de éstas siguen vigentes hoy en día, por ejemplo la idea de que la muerte nos alcanza a todos por igual tarde o temprano. No obstante no estoy de acuerdo con las demás, pues cuestionarse sobre un proceso tan importante como lo es la muerte, es algo natural en el ser humano, es imposible no preguntarse que es lo que existe más allá de ésta, y no sentir miedo frente a ello, pues es algo intrínseco en la naturaleza humana temer a lo desconocido.

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  7. Nos da miedo la muerte. Tendemos a evitarla, pensamos: "mi muerte está lejos". Nos da miedo la muerte sencillamente porque la celebración que hacemos de la misma es bastante terrorífica, las velas, el cementerio, el paisaje siempre es horrible.No caemos en la cuenta de que la muerte es la solución a todos nuestros problemas.

    Por otra parte, si pudimos nacer, morir no debe ser para tanto. Nos puede pasar en cualquier momento, es inevitable. Además´al igual que no echamos de menos lo de antes de nuestro nacimiento, lo que pase después no debe importar. Lo que de verdad nos tiene que importar es vivir, y me gustaría que la muerte me sorprendiese haciendo algo cotidiano, desayunando, trabajando, de cualquier forma corriente.

    Lo cierto es que el verdadero problema, que nos angustia, es hacernos mayores, ancianos. La muerte no es lo que cuenta, lo que importa es lo que hagamos hecho en vida. Si he hecho lo que he querido en mi vida el objetivo esta cumplido, si no he podido, si las circunstancias han hecho que no haya podido tener la vida que quise... para que lamentarse.

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  8. La muerte no ha sido siempre un hecho aterrador, como mucha gente lo ve hoy en día, de echo en la antigüedad, era la definición perfecta de paz, liberación y tranquilidad ya que por fín podías liberarte de las dificultades de la realidad. Sin embargo en la actualidad definimos la muerte como algo negativo, algo a lo que tememos y desconocemos por completo.

    Nos asusta el cuando y el como, principalmente por pertenecer a un campo absolutamente misterioso para el ser humano, no se puede temer a algo que ni se conoce.

    Todos sabemos que la muerte tarde o temprano llegará, es algo inevitable que superaremos como hemos superado las demás etapas de nuestra vida y al igual que llegamos, nos iremos.

    La principal preocupación es que esta nos llegue sin haber disfrutado de todo lo que nos ofrece la vida y que ya sea demasiado tarde para remediarlo, pero esto es una gran equivocación, ¿de que nos sirve preocuparnos por algo que ni sabemos cuando, ni como llegará? Más fácil será disfrutar cada día sin preocupaciones y por supuesto contando los días que pasan y no los que nos quedan para que llegue el final de nuestro camino.

    En conclusión, y aunque sea inevitable pensarlo al igual que lo es que ocurra, debemos desprender a la muerte de estos sentimientos negativos de sufrimiento y temor e intentar continuar con nuestra vida independientemente de saber de su existencia. Lo importante es vivir y aprovechar cada segundo que te da la vida para cuando llegue poder estar satisfecho de no haber malgastado tu recurso más preciado, el tiempo.

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  9. La muerte es algo que nos aterroriza, y por ello, tendemos a evitar pensar en ella. Nos convencemos de que nuestro propio fin está lejano, al igual que solemos tener una razón para aplazarla y alargarla. Por ello no vivimos plenamente, y para poner solución a esto, tenemos que aprender a aceptarla, tenemos que saber que existe, que aprovechar nuestra existencia y darle forma a nuestra vida.

    No debemos dejarnos llevar por todos aquellos ambientes terroríficos y aquellas cosas que vemos que nos hace temerla aún más, al contrario, debemos aceptarla y no esquivarla, porque tarde o temprano nos alcanzará. Una cosa que debemos tener clara es que la muerte desde que nacemos nos persigue, y que no es esa cosa tan terrible que pintan, sino que es el fin del sufrimiento. La muerte nos va a sorprender en cualquier momento, y por ello, es mejor que lo haga cuando estemos haciendo algo cotidiano,porque lo que importa es vivir y aprovechar nuestra existencia.

    En todo caso, lo que también tenemos que asumir es que con el paso del tiempo, nos vamos haciendo mayores, y que cada vez tenemos más cerca la muerte, por ello, llegamos a la conclusión de que es más duro envejecer que morir.
    Siempre vamos a estar atemorizados, asique debemos aceptarlo, intentar vivir lo mejor que podamos, y disfrutar de nuestra existencia. Nuestro destino es morir, tanto si hemos cumplido con nuestro objetivo como si no, en ambos casos podemos encontrar un motivo para darle sentido a la muerte.

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  10. La muerte tiene significados muy diferentes para distintas culturas. En la cultura occidental tendemos a velar y llorar a los muertos pero en otras culturas después del fallecimiento se celebra un gran festejo en su honor, esto se debe a los diferentes mitos que tiene cada cultura. El mundo ha creado mitos y leyendas sobre esta etapa con la finalidad de hacer más soportable el transito a la muerte. Estos mitos nos hacen tener presente la muerte pero no debemos angustiarnos porque la muerte es el fin de todas las cosas, es decir, es la solución a nuestros problemas. Por otro lado debemos desquitarnos de toda la parafernalia que rodea al muerto. Todos los cantos lúgubres, tumbas, llantos, personas de luto son actos que agrandan aun más el miedo a la muerte. Este evento de la muerte no es algo que tengamos que evitar, sino que tengamos que asumir. Para morir en calma debemos desligarnos de nuestras preocupaciones.

    La muerte es algo natural en este mundo para todos los seres que habitamos en el. Nos llegar a todos por igual aunque seamos jóvenes o viejos y puede sorprendernos en cualquier momento. También es cierto que cuando una persona más vieja es mas se va resignando a la muerte. Cuando uno ya es viejo ha perdido la juventud y eso es aun peor que morir. Debemos acostumbrar a los niños a la muerte poniéndoles las noticias del telediario.

    Vida y muerte pueden actuar de antónimos pero todos sabemos que son muy complementarios. No hay vida sin muerte, no hay muerte sin vida. Nuestro objetivo debe ser disfrutar de la vida y si no lo hemos conseguido tampoco deberíamos preocuparnos porque no podemos volver atrás. Conocemos la felicidad porque algún día estuvimos tristes,se trata de armonizar los contrarios. Pero debemos mirar la felicidad de forma materialista, dar gracias por las cosas más simples y primitivas como, por ejemplo escuchar los latidos de tu corazón, sentir el roce de la hierba y escuchar el piar de los pájaros. Quiero decir con esto que no es más feliz el que más desea sino el que se conforma con las cosas más elementales.

    En conclusión debemos sacar el máximo potencial a nuestra vida, asumir la vida tal y como es y recordar que como lo que paso antes de que naciera no me importaba tampoco me interesara cuando este muerto lo que pueda pasar.

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  11. La muerte es un hecho muy común pero que nos atemoriza a todos. Nos pasamos toda la vida intentando prepararnos para ese momento que, llegue cuando llegue, nos sorprende, ya seamos jóvenes o viejos, a todos nos llega por igual. No debemos temer algo que no podemos prever, lo único que podemos hacer es familiarizarnos con ella. Nuestra mayor preocupación al morir es dejar asuntos pendientes, y por eso mismo, es necesario aprovechar la vida, para que cuando llegue la hora, nos vayamos sin remordimientos.

    Ante la muerte da igual haber vivido mucho o poco, no importa quien seas, o como intentes evitarla, la muerte nos llega a todos a su debido tiempo. Es ley de vida, igual que nacemos debemos morir, hay que cederle el puesto a la siguiente generación. Lo importante es que hacemos con nuestra vida mientras todavía la conservamos, podemos pasarla trabajando y cuando llegue la hora, dejar la tarea sabiendo que has hecho bien, que has tenido una vida productiva y finalmente puedes tumbarte a descansar.

    La vida no es, ni buena, ni mala, esta compuestas de experiencias que te preparan para el día de tu muerte. Si bien es verdad que es más fácil partir cuando dejas atrás una situación penosa, no es lo mismo para el enfermo entre sufrimientos que recibe la muerte como liberación del dolor, que para un niño feliz que no ha tenido la oportunidad de experimentar la vida al completo. Es el enfermo el que ya no tiene miedo a la muerte y la espera con impaciencia. La muerte es inevitable y por lo que solo nos queda, aceptarla.

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  12. La muerte, hoy e día, es un tema escabroso y difícil de tratar. La gente tiende a no pensar en ella para no preocuparse, pero no pensar en la muerte no es una solución, sino una manera de engañarse a sí mismo. Diariamente vemos muertos en las noticias, sin embargo no nos paramos a pensar en que mañana podríamos ser uno de ellos. Vemos ese día como lejano y remoto, cuando en verdad puede estar al doblar la esquina. Tememos lo desconocido y por eso la muerte nos causa terror, pero pensándolo mejor, ¿acaso un muerto sufre de hambre, ansiedad o desamores? ¿Acaso un muerto tiene que preocuparse por la cuesta de enero o el aumento del IVA? Esta temible desconocida nos libera de toda nuestra pesadumbre y malestar, por lo tanto, no puede ser tan mala, ¿no?

    Siempre encontrarás alguna razón por la que luchar y vivir, pero hay que intentar romper los lazos que te atan a la vida y desprender a la muerte de ese horror que nos causa. Lo que tiene que ocurrir ocurrirá y lo único que podemos hacer es disfrutar los días que nos quedan de vida.

    La muerte nos puede sorprender en cualquier momento y circunstancia. Por mil precauciones que tengas, cuando toca toca. Particularmente a mí me gustaría que me sorprendiera cogiendo el autobús por ejemplo, o cantando en la ducha. No tiene sentido lamentar haber vivido diez años mas o diez años menos. Lo que importa no son los años sino la plenitud con la que los vives. Nuestra vida puede parecer inacabable en comparación con la de una mariposa, pero ridícula si la comparamos con los años que viven las montañas.

    No somos conscientes de que ya hemos pasado por lo más difícil: nacer. La muerte en comparación con el nacimiento es tranquila y fácil. Como dice aquel proverbio chino “Si tiene solución ¿por qué preocuparse?, y si no la tiene ¿por qué preocuparse?” La muerte es algo inevitable por lo que no vale la pena luchar contra el hecho de que, tarde o temprano, te llegará.

    Angustiarse indagando en dónde estarás después de abandonar esta vida es una pérdida de tiempo, o ¿acaso te angustias preguntándote dónde estuviste 100 años atrás?

    Poco a poco, con el paso del tiempo, nos vamos dando cuenta de que nos aproximamos al final. Sin embargo aquel miedo desmesurado que teníamos hacia nuestra muerte va disminuyendo a medida que nos acercamos a ella. No advertimos el tránsito del tiempo y cierto día nos miramos al espejo y nos damos cuenta de que nuestra piel ya no es tersa como antes y nuestro pelo encanecido nos sorprende. Envejecer, eso es lo más duro. Por eso creo que desde pequeños es bueno ir acostumbrándose y aceptando que la muerte es parte de la vida. Para que ese día que estemos ante el espejo estemos preparados para partir sin sufrir.

    Lo que de verdad importa es la vida y lo que cada uno hace con ella. Cada uno de nuestros actos define nuestro ser. Si has tenido una vida plena y satisfactoria ya puedes irte tranquilo, y si has estado soportando una vida de tormentos y calvarios ¿por qué no abandonarla?

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  13. A la mayoría de las personas nos causa miedo el hecho de pensar en la muerte, la solución por la que opta la mayoría de la población es no tenerla en mente. A menudo pensamos que la nuestra queda lejos, sin embargo hay que contar con ella sin que suponga un sufrimiento añadido, no puede ser tan malo aquello que nos libera de todos nuestros males. Sería ideal dejar la vida con calma y habiendo finalizado nuestros proyectos.

    Por todo esto debemos asumir que es natural e inevitable debido a que la muerte del ser humano es el orden del universo y de la naturaleza,vivir mucho o poco es idéntico a la muerte. La muerte nos llega de forma inesperada seamos de la condición social que seamos,por lo tanto da igual luchar por una vida ya que vas a perderla igualmente, si la muerte no me preocupaba nada antes de nacer,porque debería preocuparme después de haberme llegado la hora.

    Habiendo dejado claro que es un proceso de la naturaleza, del mismo modo según vamos creciendo no nos damos cuenta de que perdemos nuestra juventud y cada día nos acercamos más a ella.

    En conclusión lo que importa es vivir si hemos tenido una vida plena, si por el contrario hemos sido unos fracasados, para que prolongar este castigo. La vida esta bien o mal según las acciones que llevamos a cabo.

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  14. La muerte es natural, inevitable e inmutable, por lo tanto, es algo de lo que no nos tenemos que preocupar ya que la conseguiremos superar de igual forma que nuestro nacimiento. El miedo a la muerte lleva acompañando a la humanidad desde sus primeros días. Unas de las mayores preguntas que el hombre se formula son: ¿Cómo y cuándo será mi muerte?, ¿Sufriré? , ¿Qué habrá después de ella?

    En cuanto a esto, es imposible saber cómo y cuándo nos llegará, pero de lo que sí estamos seguros es de que a todos nos va a ganar. Es por eso, que no nos debe quitar el sueño, ya que estamos expuestos a ella las veinticuatro horas del día y te puede llegar en cualquier momento; cuando eres muy joven, o cuando eres tan anciano que ya no eres consciente de ti mismo.

    Normalmente, la muerte la relacionamos con sensaciones de angustia, dolor, oscuridad y lejanía. Todo lo que está alrededor de ella nos causa pánico y queremos evitarlo siempre que sea posible. A consecuencia de ello, los cementerios, la oscuridad, las velas o incluso los médicos nos dan cierto respeto. Ese miedo llega a tal punto, que desde las primeras civilizaciones se ha relacionado la muerte como algo místico y como el paso a una nueva vida mediante la fe y la religión.

    Todo el mundo desea una muerte breve y sin dolor, con tiempo para poder despedirse de sus allegados y habiendo tenido la sensación de haber disfrutado de todos los placeres de la vida. Sin embargo, la muerte nos puede llegar en cualquier momento y sin previo aviso. Por lo tanto, la tenemos que relacionar como ley de vida, como algo que no podemos cambiar y que más vale que la disfrutemos antes de que se nos haga tarde. Para la muerte, lo importante no es llegar sino, el camino en sí. Lo único que tenemos seguro en esta vida es que vamos a fallecer, ya que tan siquiera nadie nos asegura la felicidad ni una vida prolongada.

    En definitiva, la vida está compuesta de experiencias que nos prepararán para el día de nuestra muerte, esas experiencias hay que sacarlas partido y disfrutarlas al máximo. La muerte nos inhabilita de sentimientos y de sufrimiento ya que es el paso a la nada, al descanso eterno, el mismo que teníamos antes de nacer. Debemos librarnos de todos nuestros miedos al respecto y no pensar en ellos ya que el destino es el mismo para todos y no lo podemos cambiar.

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  15. Ensayo de la muerte. (Parte mejorada)

    “Muerte”, esa palabra que tendría que atemorizar a todos por igual, pero que a lo largo de nuestros tiempos se ha basado en un término más. Todos y cada uno de nosotros hemos intentado prepararnos para la llegada de ese vacío, de ese salto al abismo, pero en realidad no sabremos cuando llegará; un día mientras estés paseando o tomándote las uvas de noche vieja, puede sorprenderte, llegará a tu vida sin previo aviso y te llevará consigo. Y la pregunta es, ¿porqué temerla?, Sabemos pues, que tiene que llegar, que algún día aparecerá y no la importará a quién dejes en el camino, lo que de verdad la importará es que te llevará con ella. Sin embargo, a esta cuestión podemos plantearle más preguntas como ¿el difunto estará preocupado por algo después de morir?, ¿sufrirá más?, ¿tendrá miedo? En realidad no lo sabremos, no volverá para confirmárnoslo, pero si para él su vida no tuvo sentido, ¿para que seguir viviéndola? Quién sabe, a lo mejor, era esa su mejor solución, y al fin y al cabo, no fue tan terrible como se piensa.

    La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene. No importará el tiempo que tarde en llegar, ni con quién estés, lo que importa es que terminará viniendo a su debido tiempo, es ley de vida e igual que nacemos tenemos que morir. En realidad lo que nos tiene que preocupar es lo que hemos hecho durante todo ese largo periodo de plenitud, como hemos empleado el tiempo, si hemos disfrutado o si hemos sufrido. No todo va a ser bueno en esta vida, tendemos a sufrir altibajos y nunca permanecemos en un símil de una línea. Por ello, como bien dijo Horacio en una de sus odas: “Carpe diem” disfruta el momento y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.

    En conclusión, la vida es todo lo que tenemos hasta que llega a su fin, será tanto buena como mala y en ocasiones te preparará para el día de tu muerte, pasando por grandes obstáculos y pesadumbres, pero cuando haya concluido, sentirás esa liberación que no te dejaban disfrutar cuando estabas vivo.

    Por último y no menos importante, a lo largo de nuestra vida nos hemos planteado estas preguntas: ¿Existe el Infierno? ¿Existe Dios? ¿Resucitaremos después de la muerte? Y la respuesta a ellas, sigue siendo un gran misterio, solo lo sabe aquel que ya murió y será su gran secreto porque jamás lo compartirá con nadie.








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  16. La muerte, hoy en día, es un tema escabroso y difícil de tratar. La gente tiende a no pensar en ella para no preocuparse, pero no pensar en la muerte no es una solución, sino una manera de engañarse a sí mismo. Diariamente vemos muertos en las noticias, sin embargo no nos paramos a pensar en que mañana podríamos ser uno de ellos. Vemos ese día como lejano y remoto, cuando en verdad puede estar al doblar la esquina. Tememos lo desconocido y por eso la muerte nos causa terror, pero pensándolo mejor, ¿acaso un muerto sufre de hambre, ansiedad o desamores? ¿Acaso un muerto tiene que preocuparse por la cuesta de enero o el aumento del IVA? Esta temible desconocida nos libera de toda nuestra pesadumbre y malestar. Por lo tanto, no puede ser tan mala, ¿no?

    Siempre encontrarás alguna razón por la que luchar y vivir, pero hay que intentar romper los lazos que te atan a la vida y desprender a la muerte de ese horror que nos causa. Lo que tiene que ocurrir ocurrirá y lo único que podemos hacer es disfrutar los días que nos quedan de vida.

    La muerte nos puede sorprender en cualquier momento y circunstancia. Por mil precauciones que tengas, cuando toca toca. Particularmente a mí me gustaría que me sorprendiera cogiendo el autobús por ejemplo, o cantando en la ducha. No tiene sentido lamentar haber vivido diez años más o diez años menos. Lo que importa no son los años sino la plenitud con la que los vives. Nuestra vida puede parecer inacabable en comparación con la de una mariposa, pero ridícula si la comparamos con los años que viven las montañas.

    Angustiarse indagando en dónde estarás después de abandonar esta vida es una pérdida de tiempo, ¿o acaso te angustias preguntándote dónde estuviste cien años atrás? No somos conscientes de que ya hemos pasado por lo más difícil: nacer. La muerte en comparación con el nacimiento es tranquila y fácil. Como dice aquel proverbio chino “Si tiene solución ¿por qué preocuparse? Y si no la tiene… ¿por qué preocuparse?” La muerte es algo inevitable. Por lo tanto no vale la pena luchar contra el hecho de que, tarde o temprano, te llegará.

    Poco a poco, con el paso del tiempo, nos vamos dando cuenta de que nos aproximamos al final. Sin embargo aquel miedo desmesurado que teníamos hacia nuestra muerte va disminuyendo a medida que nos acercamos a ella. No advertimos el tránsito del tiempo, hasta que cierto día vemos que nuestro reflejo en el espejo no es el mismo. Nuestra piel ya no es tersa como antes y nuestro pelo encanecido nos sorprende. Envejecer, eso es lo más duro. Por eso creo que desde pequeños es bueno ir acostumbrándose y aceptando que la muerte es parte de la vida. De ese modo, aquel día, cuando nos encontremos frente a frente con nuestro reflejo, estaremos preparados para partir sin sufrir.

    Lo que de verdad importa es la vida y lo que cada uno hace con ella. Cada uno de nuestros actos define nuestro ser. Si has tenido una vida plena y satisfactoria ya puedes irte tranquilo, y si has estado soportando una vida de tormentos y calvarios ¿por qué no abandonarla?

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  17. ENSAYO SOBRE LAS IDEAS DE MONTAIGNE

    En este ensayo de Montaigne nos da su opinión respecto al tema de la muerte. En primer lugar se sorprende por la manera en que ésta llega, a todos por igual, desde las personas más acaudaladas como emperadores, reyes o miembros de la alta Iglesia, hasta a miembros de las capas más bajas de la sociedad, campesinos, jóvenes, viejos… etc. En los momentos más insólitos, nos cita el ejemplo de varios personajes como el de Esquilo, que murió del golpe de una tortuga que en el aire se había desprendido de las garras de un águila.

    En segundo lugar también nos habla de la importancia de asumir la muerte y no temerla, según él así podremos vivir con más libertad y menor preocupación. Opina que lo peor no es la muerte en sí misma, sino el hecho de envejecer, de ir marchitándose poco a poco diariamente. Cree que es necesario desprendernos de la idea negativa que tenemos formada acerca de la muerte, instruir a los niños para que la entiendan de una forma más saludable, como un tránsito más de la vida.

    Por último afirma que la muerte es un proceso natural, que debe producirse necesariamente, tenemos que dejar sitio a los que están por llegar así como en su día nos lo dejaron a nosotros, si hemos tenido una vida plena debemos abandonarla con satisfacción, y si no, pues no deberíamos entristecernos por dejarla.

    Estas son las ideas principales de Montaigne sobre la muerte a grandes rasgos, creo que algunas de éstas siguen vigentes hoy en día, por ejemplo la idea de que la muerte nos alcanza a todos por igual tarde o temprano. No obstante no estoy de acuerdo con las demás, pues cuestionarse sobre un proceso tan importante como lo es la muerte, es algo natural en el ser humano, es imposible no preguntarse que es lo que existe más allá de ésta, y no sentir miedo frente a ello, pues es algo intrínseco en la naturaleza humana temer a lo desconocido.

    La muerte nos lleva a plantearnos una serie de cuestiones vitales, ¿Qué pasará tras mi muerte?, ¿existe el cielo?, ¿se olvidarán de mí?, todas ellas preguntas sin respuesta, lo cual nos crea una gran incertidumbre, esta incertidumbre trae consigo un estado de profunda ansiedad, por tanto, estoy de acuerdo con Montaigne en el sentido de que no merece la pena pensar en la muerte, hay que vivir el día a día, y tratar de conseguir que nuestra existencia sea plena y fructífera.

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  18. La muerte es algo que nos aterroriza, y por ello, tendemos a evitar pensar en ella. Nos convencemos de que nuestro propio fin está lejano, al igual que solemos tener una razón para aplazarla y alargarla. Por ello no vivimos plenamente, y para poner solución a esto, tenemos que aprender a aceptarla, tenemos que saber que existe, que aprovechar nuestra existencia y darle forma a nuestra vida.

    No debemos dejarnos llevar por todos aquellos ambientes terroríficos y aquellas cosas que vemos que nos hace temerla aún más. Al contrario, debemos aceptarla y no esquivarla, porque tarde o temprano nos alcanzará. Una cosa que debemos tener clara es que la muerte desde que nacemos nos espera irremediablemente, y que no es esa cosa tan terrible que pintan, sino que es el fin del sufrimiento. La muerte nos va a sorprender en cualquier momento, y por ello, es mejor que lo haga cuando estemos haciendo algo cotidiano, porque lo que importa es vivir y aprovechar nuestra existencia.

    En todo caso, lo que también tenemos que asumir es que con el paso del tiempo nos vamos haciendo mayores, y que cada vez tenemos más cerca la muerte. Por ello, llegamos a la conclusión de que es más duro envejecer que morir.

    Siempre vamos a estar atemorizados, por lo que debemos aceptarlo, intentar vivir lo mejor que podamos, y disfrutar de nuestra existencia. Nuestro destino es morir. Tanto si hemos cumplido con nuestro objetivo como si no, en ambos casos podemos encontrar un motivo para darle sentido a la muerte.

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  19. Ensayo inspirado en el estilo de Montaigne mejorado:

    El salto al vacío de la vida a la muerte nos incita a adentrarnos en la más profunda de las incertidumbres habidas y por haber. El momento del regreso hacia la nada nos produce sensaciones de dolor, pesadumbre, intranquilidad e infinita angustia. Asimismo, es relacionada con la oscuridad, los ambientes lúgubres y la tristeza ocasionada que la definen como algo terrorífico. Este miedo nos acompaña durante toda nuestra vida; desde que somos niños y tememos al hombre del saco, hasta que somos mayores y sabemos que se nos agotan los momentos de vitalidad.

    Sí, es cierto que es inevitable pensar en ella, pero también lo es que suceda. La muerte es ley de vida por tanto absurdo será luchar contra algo que es inevitable. Paradójicamente sufrimos cuando se nos agota la vida; sin embargo, no hay nada más duro que iniciarnos en el mundo; salir de nuestra protegida burbuja para flotar en un inmenso mar de sensaciones. La muerte es el regreso a la nada, es aquello que nos da paz y tranquilidad; lo que nos despoja de la tristeza y el sufrimiento. Por lo tanto, ¿por qué nos confirmamos ante el miedo? ¿Por qué tendemos a preocuparnos por lo que dejaremos sino recordaremos? ¿Por qué nos preocupa que va a ser de nosotros después de morir si no nos preocupa que fue de nosotros antes de nacer?

    La muerte es natural e inevitable. Es la meta del recorrido, el último peldaño de la escalera, es ley de vida. De modo que aquello que debe preocuparme es el camino: vivir la vida de la mejor forma posible, disfrutar de los placeres que ofrece, aceptar sus pros y contras para poder marchar tranquilo, asumir los errores que haya podido cometer y así tener una despedida placentera. Asimismo, lo verdaderamente duro es asumir que poco a poco crecemos y envejecemos y que perdemos cualidades y como resultado llegamos a la imposibilidad de participar en determinadas acciones; por ello, tratemos de cumplir todo lo que nos propongamos para marchar a gusto; y si por el contrario sientes que tu vida no ha sido plena, para qué prolongarla.

    En definitiva, la muerte nos priva de sentimiento y por lo tanto de sufrimiento; no es más que el retorno a la nada y puede sorprendernos en cualquier momento. Por lo que, aunque a priori nos cause miedo, hay que despojarla de todo ese horror y tristeza, de la parafernalia que la acompaña; hay que verla como algo natural para poder centrarnos en aquello que vivimos e intentar encajar todas las piezas del rompecabezas, que es la vida.

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  21. La muerte no la podemos prever ni cambiar ya que es parte de la naturaleza, por lo tanto, es algo de lo que no nos tenemos que preocupar ya que la conseguiremos superar de igual forma que nuestro nacimiento. El miedo a la muerte lleva acompañando a la humanidad desde sus primeros días. Unas de las mayores preguntas que el hombre se formula son: ¿Cómo y cuándo será mi muerte? ¿Sufriré? ¿Qué habrá después de ella?

    En cuanto a esto, es imposible saber cómo y cuándo nos llegará, pero de lo que sí estamos seguros es de que a todos nos va a ganar. Es por eso por lo que no nos debe quitar el sueño, ya que estamos expuestos a ella las veinticuatro horas del día y te puede llegar en cualquier momento; cuando eres muy joven, o cuando eres tan anciano que ya no eres consciente de ti mismo.

    Normalmente, la muerte la relacionamos con sensaciones de angustia, dolor, oscuridad y lejanía. Todo lo que está alrededor de ella nos causa pánico y queremos evitarlo siempre que sea posible. A consecuencia de ello, los cementerios, la oscuridad, las velas o incluso los médicos nos dan cierto respeto. Ese miedo llega a tal punto que desde las primeras civilizaciones se ha relacionado la muerte como algo misterioso y como el paso a una nueva vida mediante la fe y la religión.

    Todo el mundo desea una muerte breve y sin dolor, con tiempo para poder despedirse de sus allegados y habiendo tenido la sensación de haber disfrutado de todos los placeres de la vida. Sin embargo, la muerte nos puede llegar en cualquier momento y sin previo aviso. Por lo tanto, la tenemos que aceptar como ley de vida, como algo que no podemos cambiar y que más vale que la disfrutemos antes de que se nos haga tarde. Para la muerte, lo importante no es llegar sino el camino en sí. Lo único que tenemos seguro en esta vida es que vamos a fallecer, ya que tan siquiera nadie nos asegura la felicidad ni una vida prolongada.

    En definitiva, la vida está compuesta de experiencias que nos prepararán para el día de nuestra muerte. A esas experiencias hay que sacarles partido y disfrutarlas al máximo. La muerte nos inhabilita de sentimientos y de sufrimiento ya que es el paso a la nada, al descanso eterno, el mismo que teníamos antes de nacer. Debemos librarnos de todos nuestros miedos al respecto y y hacer una vida totalmente normal ya que el destino es el mismo para todos y no lo podemos cambiar.

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  22. Ensayo revisado

    La muerte tiene significados muy diferentes para distintas culturas. En la cultura occidental tendemos a velar y llorar a los muertos pero en otras culturas después del fallecimiento se celebra un gran festejo en su honor, esto se debe a los diferentes mitos que tiene cada cultura. El mundo ha creado mitos y leyendas sobre esta etapa con la finalidad de hacer más soportable el camino a la muerte. Estos mitos nos hacen tener presente la muerte pero no debemos angustiarnos porque la muerte es el fin de todas las cosas, es decir, es la solución a nuestros problemas. Por otro lado debemos desquitarnos de toda la parafernalia que rodea al muerto. Todos los cantos lúgubres, tumbas, llantos, personas de luto son actos que agrandan aun más el miedo a la muerte. Este evento de la muerte no es algo que tengamos que evitar, sino que tenemos que asumir. Para morir en calma debemos desligarnos de nuestras preocupaciones.

    La muerte es algo natural en este mundo para todos los seres que habitamos en él. Nos llegar a todos por igual aunque seamos jóvenes o viejos por lo que puede sorprendernos en cualquier momento. Pero siempre es mejor morir de viejo ya que si bien es cierto que cuando una persona más vieja es mas se va resignando a la muerte.

    Cuando una persona se hace vieja ha perdido la juventud y eso es aun peor que morir porque notas que tu cuerpo y mente se va deteriorando y haciéndose cada vez más débil, sabiendo que nunca volverás a ser joven ni recuperaras todas las cualidades que poseías en la juventud.

    Debemos acostumbrar a los niños a la muerte poniéndoles las noticias del telediario. Esto ayuda a que desde pequeños se despreocupen de la muerte. Si ellos son enseñados desde pequeños educándolos haciéndoles ver que la muerte esta presente en todos los lados ellos eliminaran estos prejuicios.

    Vida y muerte pueden actuar de antónimos pero todos sabemos que son muy complementarios. No hay vida sin muerte, no hay muerte sin vida. Nuestro objetivo debe ser disfrutar de la vida y si no lo hemos conseguido tampoco deberíamos preocuparnos porque no podemos volver atrás. Conocemos la felicidad porque algún día estuvimos tristes, es una armonización de contrarios. Pero debemos mirar la felicidad de forma materialista, dar gracias por las cosas más simples y primitivas como, por ejemplo escuchar los latidos de tu corazón, sentir el roce de la hierba y escuchar el piar de los pájaros. Quiero decir con esto que no es más feliz el que más desea sino el que se conforma con las cosas más elementales.

    En conclusión debemos sacar el máximo potencial a nuestra vida, asumir la vida tal y como es y recordar que como lo que paso antes de que naciera no me importaba tampoco me interesara cuando este muerto lo que pueda pasar.

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